Diario de León
Publicado por
JOSÉ A. ÁLVAREZ FIERRO
León

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HAN SIDO ya varios los cargos públicos bercianos que han salido a la palestra para posicionarse respecto al trazado de la futura A-76, la autovía que conectará Ponferrada con Ourense. Que si es mejor por la N-120 que por la N-536, que si por aquí no hay espacios protegidos, que si por allá hay más población, que si la industria pizarrera. Resulta que, como en el fútbol, todos somos entrenadores y precisamente el míster es el que no tiene ni pajolera idea. Pues aquí, tres cuartos de lo mismo. El Ministerio envía documentación a los ayuntamientos -por cierto, no a todos-, que pudieran verse afectados por alguna de las opciones que se barajan, y cada uno empieza a hacer la guerra por su cuenta, aunque sea a costa de poner el carro delante de las vacas. Y es que se está hablando de lo que a unos les parece mejor y a otros peor, sin aportar datos técnicos concretos y haciendo uso de la improvisación. Y es que en esta fase previa del proceso sólo se puede hacer eso: improvisar. Porque para decidir la viabilidad de los proyectos están los técnicos, no los políticos; y lo que sí pueden hacer estos últimos es estar vigilantes y presionar para incrementar partidas presupuestarias y acortar los plazos. También deben saber nuestros representantes en las instituciones, los del PSOE y los del PP, que a la ciudadanía poco o nada le importan sus constantes reproches; lo que preocupa a la sociedad berciana es que en un horizonte lo menos lejano posible la ansiada conexión por autovía con la capital ourensana sea una realidad, reprobando ridículas y bizantinas discusiones de carácter partidista que puedan, sino paralizar, sí retrasar los planes previstos. Con las grandes inversiones en infraestructuras no se debería hacer política, y sí en cambio buscar el consenso, dejando a un lado siglas y colores. La mejor imagen que podemos dar es la de una clase dirigente unida en torno a proyectos de envergadura, que van a significar una gran mejora para el desarrollo de toda la comarca. Aquí no debe haber vencedores y vencidos. Lo único que habrá será una gran beneficiada: la población berciana, que, al igual que su vecina en Galicia, verá satisfecha una vieja y anhelada aspiración en materia de comunicaciones; una solución a un histórico déficit viario que no puede permitirse la disputa dialéctica ni el encontronazo «paleto», sino el entendimiento en el camino hacia un objetivo común que hasta no hace mucho parecía instalado en el bosque de la utopía, pero que felizmente se ha trasladado al paraje de la realidad.

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