Diario de León
Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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CORDOBESAS, sevillanas y moras. Con estos nombres, y algún otro menos sugerente, solían bautizar los ganaderos bercianos a sus vacas, tal vez porque en éstos se condensa y ejemplifica la belleza femenina, su esencia, el exotismo y las mil y una noches de mujer sureña y arábiga, y la vaca siempre fue hembra nutricia, maternal, animal bello e imprescindible, que llegó a alimentar a toda una recua de rapacines en época de carestía, cuando la leche no estaba por las nubes algodonosas de la irrealidad, cuando el tocino era escaso y se vendía a precio de oro, y el pan se amasaba en el horno casero o comunal para que la hornada durara medio mes. Entonces, había muchas y lindas vacas en los pueblos del Bierzo, y éstas paseaban con orgullo y jaez sus gentilicios aromatizados con azahar. A los guajines, en vez de ir a la escuela, los mandaban sus padres con las vacas para el monte de sol a sol, y éstos, que pasaban más «fame» que el que tragó las «estrébedes», se las ingeniaban para agarrarse al teto del rumiante y así poder saciar su apetito casi insaciable. Las vacas suelen ser animales nobles, cuya mirada de nostalgia nos devuelve a nuestra infancia de paraíso perdido en las praderas de Praoleche, Ceruñales y Rocilleiros. Las vacas, salvo que les entre un telele en forma de putería loca o alguien les «arrebuñe» el tetamen mientras las ordeña, se muestran tranquilas, y algunas son cariñosas y amigables. Cuando el Bierzo era una gran braña o rebaño de vacas, y Noceda se conocía como el pueblo de la leche y las lecheras, las vacas lucían hermosas y peinadas a su paso por las calles, aquellas cordobesas, sevillanas y moras que nos hacían soñar despiertos, y que ahora recuerdo con afecto y cierta morriña, porque lo sureño y lo moro encienden nuestras neuronas, quizá porque para un norteño el Sur sigue siendo algo insólito, ideal, incluso inalcanzable, y eso lo vuelve aún más deseable y apetecible. La vaca es símbolo de maternidad y diosa primigenia cuya leche se transforma en vía láctea, lugar por el que transitan peregrinos y otros, lactantes y mamones. Según los hindúes, es la fuerza generadora del universo, madre de vida. Por eso es un animal sagrado. Para quienes habitamos en las brumas del noroeste las cordobesas, sevillanas y moras nos siguen pareciendo las mejores y más cautivadoras vacas del mundo. Por cierto, La Vaca es el nombre que se les ocurrió a los paisanos de Fuseros para su disco en la Gran Manzana de Ponferrada. Cordobesa, Sevillana o Mora hubiera quedado mejor. Creo.

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