De platino

LA GALA de los Micrófonos de Oro es el gran acto mediático de Ponferrada. La ciudad es conocida en toda España, cada vez más, por esos galardones. Las revistas de las peluquerías, los programas de sobremesa de las televisiones y los diarios de circulación estatal, expanden los hechos ponferradinos por doquier. Apellidos famosos y actualísimos se vinculan a la capital del Bierzo.

Es un éxito que se repite cada año, lo mismo da con mucho dinero que con poco. La cosa sale, la llamarada de celebridades surge; el gran momento efímero desborda y fulge. Ponferrada, desde el Micrófono de Oro, ya no es esa ciudad que sólo conocen los coruñeses y lucenses, que por aquí pasan desde tiempo inmemorial. Ponferrada es una pequeña Meca nacional, de prestigio y gente guapa. De carrozas y coches antiguos. De sonrisas, de pocas lágrimas. Y de grandes bandadas de mujeres locales de mediana edad que vitorean a sus ídolos de la canción, el cine, la prensa o los programas de risa o pavor.

El éxito tiene muchos padres, pero sobre todo uno, que es Luis del Olmo. Cuya entrega a los colores ponferradinos no tiene parangón. Nadie ha hecho tanto por nuestra tierra como el gran periodista del barrio de la Puebla. Aunque no se puede negar el soporte que el Ayuntamiento y otras instituciones públicas y privadas otorgan a este evento de los eventos bercianos.

Yo barrunto en el horizonte unos Micrófonos de Oro de altísimo nivel. Los de su XXV aniversario, que serán, en realidad, de platino. Sucederán en una España rara, probablemente más pequeña. Donde Cataluña (con Baleares), el País Vasco y Galicia tendrán su bandera en la ONU y su selección nacional en la Fifa. Donde habrá algún conato fronterizo en Navarra y en la Comunidad Valenciana. Donde los canarios dudarán en irse. Pues bien, en esa España más reducida, pobre, convivente y pacífica, de unos 30 millones de habitantes, la gala de los Micrófonos de Oro será fabulosa.

Hasta me atrevo a imaginar quiénes podrán venir, en momento tan trascendental. Empiezo a lo grande: el Papa. ¿Por qué no? Premio a la Espiritualidad. Compartido con el Dalai Lama, viejecito, pero lúcido y sonriente en el Bierzo. Otros premios serán para locutores y comunicadores. Para artistas de cine o de Youtube. El gran premio de la Geopolítica, también nuevo, para ZP. Por lo mucho que hizo por liberar a España de sus problemas territoriales. Poniendo las bases para la independencia de las regiones que no estaban cómodas. En el año 2028 o así lo estarán. Para bien de todos.