Diario de León

Reportaje | MANUEL FÉLIX

El poblado de Astérix

El refugio de la Peña del Cuervo se convierte en campamento base de los temporeros

El pedáneo coloca un cartel en el refugio para pedir limpieza.

El pedáneo coloca un cartel en el refugio para pedir limpieza.

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León

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Son las diez de la mañana. La niebla atenaza la ladera norte de los pinares que miran hacia Vega de Espinareda. En el paraje de la Peña del Cuervo, el refugio de cazadores y a la vez casa de recreo se ha convertido en el campo base del abultado número de rumanos. La humedad cala los huesos. Hay tiendas de campaña junto a las barbacoas, ropa tendida a secar sobre la chimenea francesa, colchonetas amontonadas de haber pasado allí la noche y sartenes sucias con alguna salchicha sin comer.

Isidro Alba, pedáneo de Vega de Espinareda y también concejal de Medio Ambiente, muestra cara de pocos amigos y pega en las ventanas del refugio varios folios-avisos dirigidos a los rumanos. En español les dice que todo el recinto debe permanecer limpio y si hay desperfectos (que los hubo, con un cristal roto) habrá que pagarlos, dado que de lo contrario tomarán «medidas».

La mayoría de los rumanos se encuentra a esa hora ya en el monte, recolectando setas para ganar unos euros. Dentro, en el refugio, sólo hay un joven que apenas habla y entiende el español. Viene a decir con gestos que está enfermo y que lleva en el lugar unos doce días. Está un tanto desconcertado y con gestos de desconfianza intenta explicar que sus colegas andan por el monte, trabajando. El pedáneo pretende saber cuándo se irán de la zona y dejarle bien claro que no pueden ensuciar este área recreativa, pero el muchacho no acierta a pronunciar palabra inteligible.

A comer pollo. Al momento aparece otro coche cargado con ropa, comida y cinco rumanos. Son las once de la mañana y se sientan a comer entorno a una mesa de piedra, en un poblado que cada vez más recuerda al de Astérix y Obélix, pero con furgonetas. Son amables y se les entiende el español. Nos invitan a comer su pollo y filetes empanados. Dicen que vienen a las setas porque un empresario de Valencia se las compra, y que se tienen que buscar la vida como pueden. Cuentan que hacen el recorrido español agrícola de temporada. Conocen la vendimia, la recogida de la aceituna y ahora, como novedad, las setas del Bierzo. De noche, el poblado crece con un pueblo celta en pleno esplendor.

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