Diario de León

El fuego de Las Luminarias

Miles de visitantes acuden cada año a San Bartolomé de Pinares para asistir a un ritual que data de siglo XVII y que está envuelto en polémica por las protestas de los ecologistas

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ical | ávila

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San Bartolomé de Pinares (Ávila) se transformó la pasada noche en una constelación de hogueras para celebrar Las Luminarias. Esta tradición que se remonta al siglo XVII, un ritual purificador que tiene a los caballos como protagonistas, se ve un año más envuelta en la polémica por las denuncias de los ecologistas, quienes se oponen a que las monturas crucen el fuego de las luminarias, y los habitantes de la localidad, que defienden a ultranza esta costumbre. La Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (Anpba) denunció en 2003 el espectáculo de Las Luminarias de San Bartolomé de Pinares porque consideraban que los caballos, empujados a saltar las llamas de las hogueras, sufrían «estrés» y «perjuicios psicológicos al verse obligados a realizar una acción contraria a su naturaleza», por no hablar del riesgo de quemaduras. Por ello, y tras presentar un escrito ante la Junta, solicitaron al Ayuntamiento de San Bartolomé que vigilase el espectáculo y recuperase la tradición de saltar hogueras de humo y no piras en llamas. La asociación solicitó la semana la presencia de la Guardia Civil en la fiesta, ya que consideran que el espectáculo puede vulnerar la Ley de Protección de Animales de Castilla y León. Esta normativa se refiere a la prohibición de espectáculos que impliquen sufrimiento del animal o donde se impongan comportamientos impropios de su condición y contempla los «tratos abusivos». Cientos de visitantes acuden cada año a San Bartolomé de Pinares, una localidad de 700 habitantes, a presenciar este espectáculo, una danza entre el caballo, el humo y el fuego. El ritual exige utilizar ramas -de piorno y retama- verdes y mojadas con agua para crear espirales de denso humo, el humo de la purificación, la niebla que aleja a los malos espíritus de la muerte y la enfermedad. A las nueve en punto de la noche, la campana de la iglesia avisa con su repique que las luminarias -hogueras- deben comenzar a prender. Este pueblo de poco más de 700 habitantes adquirió un aspecto fantasmagórico con el humo de la veintena de hogueras, repartidas por las calles y plazas. Decenas de jinetes a caballo esperaban, en la puerta de la Casa del Cura, junto al Ayuntamiento, la bendición sobre las caballerías, que marca el inicio de la fiesta de Las Luminarias. Los caballos se concentraban entorno a la luminaria del Mayordomo de la Cofradía de San Antón. El ritual comienza con el desfile de los jinetes, precedida por la imagen de San Antón, que guía el recorrido por todas las luminarias que crepitan y humean por todos los rincones del pueblo.

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