Jugar con los despidos

S álvame se reinventa subiendo a sus tertulianos al andamio. Pero, ¿no era al revés? ¿La cosa no era bajarse del andamio e hincharse a triunfar como hizo Bustamante? Lo último que se le ha ocurrido a Jorge Javier Vázquez y familia es una pelea en el barro para defender el puesto de trabajo.

Para que no se mancharan los buzos de colores en lugar de barro pusieron un andamio y encaramados allí arriba los colaboradores tenían 20 segundos para convencer a la audiencia de que no les eche, porque es realmente con sus sudores, con sus gritos o con su baile chuminero como el programa se mantiene arriba. El veredicto lo dará hoy Jorge Javier en directo.

Porque en Telecinco se han puesto a hacer cuentas y no da para todo. Así que van a recortar el personal y van a quitar una silla en Sálvame. Jorge Javier la tiene asegurada, pero el resto se la juegan a la ruleta rusa de la audiencia.

Y esto de los despidos televisados no es nuevo en Sálvame. Ya lo hicieron hace unos meses con Chiqui, la ex gran hermana metida a reportera que no acabó ni el contrato de prácticas. «Parece que en la televisión vivimos como en una burbuja, pero también nos afecta la crisis», se compungía Jorge Javier con su sueldo millonario, y probaba a ver si le salía eso de llorar en directo.

Y con el finiquito le recordaba a Chiqui la faena que le estaban haciendo. «Porque encima hace un tiempo te timaron en un negocio ¿no?» (él siempre dando información extra...). Y Chiqui asentía y acataba entre lagrimones: «La crisis está a la orden del día. Son normas». Ah, ¿normas de quién? Pues ahora la nueva norma dice que sigue sobrando uno en Sálvame.

Probablemente la cosa se quede en un paripé o en una expulsión temporal, algo para llenar programa hasta que Kiko y Jessica se vuelvan a enfadar o nazca el niño.

Para que el sketch del despido tenga más gracia podían acercarse a grabarlo a la cola de la oficina más cercana del Inem. Así, los que están esperando al sello se entretendrían un rato...