Diario de León
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El invento del maligno rosa belmonte

El molde ya lo tenían, el reto era encontrar el ganado adecuado. Y lo han hecho. La segunda temporada de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? (Cuatro) no hace echar de menos la primera. El ‘cásting’ vuelve a ser casi perfecto. Es todo tan chusco, tan despreciable, que resulta imposible que sea de ficción. Da la impresión de que a un guionista no se le ocurren cosas así. Se ve a una señora cortando jamón y su hijo, que está en la ducha, le grita: «Mamá, depílame el culo». Y la progenitora, que primero protesta, deja el cuchillo jamonero, agarra la cuchilla y rasura a su chiquillo el trasero. El hijo, Javier, es «el mejor escupe fuegos de España». Además, tiene la costumbre de tocar las tetas de su madre. Luego una de sus candidatas a novia suelta esta frase en la entrevista de presentación: «Abro las piernas y me salen murciélagos».

Una no se imagina dónde se consiguen estos especímenes, pero qué bien les sale a los de Eyeworks Cuatro Cabezas en lo que es su producto más conseguido (son también responsables de Mujeres ricas o Princesas de barrio ). Además de Javier, está Isidoro, el vendedor ambulante que no acierta un número de zapato. O Pedro, el gay que solo ha leído un libro, la biografía de Ana Obregón.

Uno de los mejores gags de la noche llegó con uno de sus candidatos, un tuno que llegó cantando Clavelitos y dijo: «Como ves, soy enfermero». Sería por el color de la banda. Entre las damas, destacar a una china naif que pretende al pijo. Memorable el momento en que la chica se pone a hablar en inglés y las demás muchachas creen que está hablando en chino. Así es el personal, el paisanaje. Más allá del casting, QQCCMH sigue con los aciertos que consiguieron el éxito en la primera temporada. En primer lugar, no tomarse en serio. Para ello hay que tomar el nombre de Susan Sontag en vano y agarrar la vida como espectáculo de horror en contraposición a la vida como aburrimiento. Nada como un montaje ágil, unos contraplanos que dicen más que mil palabras y una ambientación musical que se ríe de todo. Esa es la clave, reírse de todo.

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