Diario de León

crítica de televisión

Aguafiestas

Publicado por
yolanda veiga
León

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Regresa José Mota esta noche con dos encargos. El primero, rentabilizar en audiencia el cheque que le ha firmado Telecinco. El segundo, aguarle el final de fiesta a la tripulación de El Barco. La serie de Antena 3 va a poner punto final a una historia que amenazaba con dejar en anécdota la paranoia de Lost. Puede ser que el guion no dé más de sí, pero si tuvieran los cinco millones de Cuéntame aguantaban hasta el 2020 dando vueltas por el océano (ya veremos si llegan los Alcántara). El final por sorpresa de El Barco, el pinchazo de Fenómenos, el regreso discreto de Gran Hotel y el éxito relativo de la recién estrenada Familia hacen pensar si no estamos en un bache. Antes, para que una serie triunfara se le exigían cuatro o cinco millones, ahora con tres pasan la reválida. Y a todas éstas les cuesta llegar a esta cifra. Cuéntame ha ‘tocado’ (¿o hundido?) El Barco, Fenómenos venía ya floja de fábrica y ha sufrido un cambio de día que eso siempre es un lastre, Familia arrancó prometedora con varias tramas abiertas pero lleva ya dos capítulos dando vueltas a lo mismo. ¿Y Gran Hotel? No tiene una competencia terrible, estaba ya asentada en la parrilla y presenta una factura más que aceptable. Además, pasan tantas cosas... Aunque quizá el problema es precisamente éste, que la virtud se les ha vuelto defecto. Porque con un capítulo de Gran hotel se podrían hacer dos o tres películas.

En la serie de Antena 3 hay demasiado asesinato, mucho secuestro que no lo es, embarazadas que no lo están, muertos que siguen muy vivos y secretos mal guardados en notas manuscritas. Si un día uno se pierde un capítulo necesita instrucciones para ver el siguiente. Normal que a Amaia Salamanca (Alicia) no se le quite ese rictus de preocupación perpetuo (cara de susto, vaya). Exactamente la misma que gastaba durante su atribulada relación con ‘El duque’ en Sin tetas no hay paraíso.

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