El teatro aficionado denuncia que la Junta les aparta de la red autonómica

Aunque admite José Luis Ramos, presidente de la Federación de Grupos Aficionados de Teatro de Castilla y León, que la crisis «es nuestro espacio natural de trabajo», también pidió ayer un cierto «respaldo» por parte de las instituciones, «aunque sea modesto, de imagen o de acceso a los teatros». Y precisamente por estar acostumbrados a estrecheces económicas agradecen el apoyo que se les dispensa otorgando su Premio Federal que en anteriores ediciones recayó en la Diputación de Segovia, el ayuntamiento de Santa Elena de Jamuz y el ayuntamiento de Zamora.

Ramos, lucense afincado en Ponferrada, comentaba ayer tras la entrega del galardón a la Diputación leonesa que el reto, ahora, es «articular un poco el sector», algo que intentan conseguir fortaleciendo el contacto entre los grupos —250 censados—, «sobre todo por medio de las redes sociales» para solventar el problema de las grandes distancias que presenta esta autonomía. «Hasta ahora cada uno hacía la guerra por su lado», contextualiza Ramos, quien también quiso denunciar que, mientras algunos ayuntamientos y diputaciones ayudan a organizar certámenes y talleres, la Junta «apenas apoya con logística» y «nada» económicamente. De hecho, en 2011 «nos sacaron de los Circuitos Escénicos autonómicos», una situación que continúa hoy.

«Alternativa ‘low cost’»

Y sin embargo, José Luis Ramos afirma que el teatro aficionado constituye «una alternativa low cost y de calidad», amén de reportar beneficios económicos (transporte, alimentación, alquileres) a la población o comarca donde trabaja. El responsable de Inquedanza, compañía que sobrevive con 3.000 euros anuales, recordó que durante mucho tiempo se «infló» con subvenciones a compañías profesionales para «engrandecerlas» y que ahora que se han retirado esas ayudas, «se vienen abajo». El teatro aficionado, esos «voluntarios culturales» es un modelo «sostenible, rentable y que llega «sobre todo al medio rural».