La Roja
Crítica de televisión yolanda veiga
Ha tenido Mediaset el acierto mayúsculo de comprar ‘La Roja’ en el momento en que sus derechos cotizan a la baja y su fútbol al alza. O sea, la cuadratura del círculo. Da igual que pierdan dinero, porque ganan imagen y la de ellos siempre está un poco borrosa y necesitada de algo que haga de contrapeso.
El jueves, los chicos de Vicente del Bosque nos ofrecieron el mejor espectáculo que existe en la televisión: sangre, sudor y lágrimas. Navas puso el broche a la velada, un penalti que luego los comentaristas aderezan con mucha épica, aunque además de al sevillano, hay que darle las gracias a Bonucci, que miró al cielo buscando inspiración y mandó para allá el esférico.
Casi catorce millones de espectadores arroparon a Navas en el momento decisivo, como la audiencia de Águila Roja , MasterChef y Cuéntame (ojo, todos de Televisión Española) juntas, para que se hagan una idea de la proeza.
La pena es que el partido de hoy empieza a medianoche, así que la cifra de audiencia, aunque se prevé abultada, no lo va a ser tanto como si jugara a las diez de la noche. Acostarse el domingo a las dos de la madrugada exige mucha afición, pero parece que la hay. Por eso Mediaset ha apostado por la selección, aunque le salga caro el negocio, como advirtió Vasile. Más le saldría si TVE entrara en la competición como hacía antes, poniendo sobre la mesa cuatro millones de euros por partido; pero con la pública fuera de juego, la cosa es mucho más sencilla... y más barata (aunque ésta probablemente no es la palabra adecuada, digamos que el despilfarro ahora es menor). Y como ‘La Roja’ lo gana todo, pues para Mediaset es una garantía de audiencia y un valor seguro para afianzar su liderazgo.
El once de Vicente del Bosque no tiene competencia, aunque jueguen un amistoso. La selección no solo amilana al contrario en el campo, también en la pantalla. El jueves hicieron recular ¡hasta a Chicote!
El chef bravucón cerró el restaurante, se marchó a su casa y, probablemente, se pondría a ver el partido.