Los ‘tiramillas’ de la cultura
El ministerio reconoce con el premio al Fomento a la Lectura el servicio de bibliobuses de la Diputación.
Imagen de una mujer y tres niños en uno de los bibliobuses en la localidad leonesa de Villaquejida.
No es una simple labor cultural. No sólo. El servicio de los bibliobuses de la Diputación de León tiene un cierto sentido de dignificación social; es una de las inversiones más difíciles de cuantificar en cuanto a rendimiento de la inversión; es sin duda una apuesta inaprensible en muchos sentidos. Sin embargo, su importancia es capital. Más incluso en una provincia como León, cuyas características orográficas impiden a muchos habitantes de las zonas rurales acudir a las fuentes de la cultura.
Todo ello acaba de ser reconocido con el galardón que cada año concede el Ministerio de Cultura a la persona o colectivo que se empeña en incrementar la voluntad lectora. La asociación de profesionales de bibliotecas móviles —con sede en León— acaba de recibir el Premio Nacional al Fomento de la Lectura, en representación de las personas que desde los bibliobuses hacen posible que los beneficios de la biblioteca pública lleguen como algo cotidiano a aquellos ciudadanos que de otra manera no podrían disfrutarlos.
La historia de los bibliobuses en León cumple el próximo año cuarenta años. Ya en los años sesenta las páginas de Proa se hacían eco de este proyecto: «Para romper la atonía que con relación al libro padece nuestro país, quizá fuera un buen instrumento la multiplicación de bibliobuses...» No es la primera vez que León recibe el reconocimiento del Gobierno. El suplemento literario de Diario de León, El Filandón , lo conseguía en el año 2005.
Vulnerabilidad
El presidente de la asociación y director de los bibliobuses de León, Roberto Soto, destaca que la dimensión que tiene para muchos este programa es más que notable: «Nuestros usuarios se caracterizan por un elevado porcentaje de vulnerabilidad y para ellos el bibliobús es la única opción para el complemento gratuito de unos estudios cada vez más costosos, o para el entretenimiento de la soledad en los largos inviernos de un medio rural en progresiva desploblación», destaca.
Sostiene además que los bibliobuses suponen en muchos casos la única puerta de acceso a la cultura para ciudadanos que de otra manera carecerían de ello, con lo que ayuda a igualar su calidad de vida con el de otras poblaciones más favorecidas y contribuye a fidelizar población en la zonas tradicionalmente castigadas por el éxodo y la despoblación rurales. «La iniciativa, como biblioteca pública, participa en la formación a lo largo de la vida de las personas que atiende, las mantiene informadas con materiales de calidad, les procura un entretenimiento imprescindible para combatir la soledad y la vejez, en muchos casos, reduce la brecha digital e informacional y ayuda a la sociabilidad de unos vecinos que demasiadas veces carecen incluso de espacio público para ello», explica. Sería fácil pronunciar estas palabras si no fuera porque Roberto Soto Arranz se ha ‘pateado’ cada una de las localidades a las que los bibliobuses prestan asistencia. Es así que ha podido saber la opinión de los habitantes de las zonas rurales que, en muchas ocasiones, ya no podrían vivir sin su servicio. Es el caso de Teresa Arias, usuaria en Puente Domingo Flórez. «Se puede leer mucho pero leer mal. Es importante elegir lecturas que desarrollen nuestra personalidad, o buscar alguien que nos guíe a encontrar esos libros. Esto lo hace el personal del bibliobús».
Entre los logros del equipo de la asociación presidida por Roberto Soto cabe destacar el desarrollo del Bibliobús del Mes, la edición del manual editado por Trea: La biblioteca móvil , la elaboración de propuestas de indicadores de rendimiento para bibliotecas móviles, la actualización de los estudios sobre la situación de los bibliobuses en España, o el fomento de la literatura científica con las sucesivas ediciones del Congreso Nacional de Bibliotecas Móviles.
Pero es que, además del préstamo y la recomendación de libros el servicio lleva a los pueblos actividades de animación a la lectura (conciertos de música tradicional, cuanta cuentos, proyección de documentales, magia, trabajos manuales, teatro musical, pequeñas o exposiciones bibliográficas). Sin duda la de Roberto y el resto de trabajadores ha sido una larga caminata que, al final, ha sido reconocido.