Una ‘princesa roja’ feminiza el Cervantes

Elena Poniatowska es la cuarta ganadora del premio Cervantes, un galardón que la escritora mexicana feminiza con una obra comprometida en la que la mujer juega un papel primordial. Un año más el Nobel hispano cumplió la ley no escrita que lo alterna entre las dos orillas de nuestro idioma y el premio viajó al otro lado del Atlántico. Poniatoswska, la gran cronista del convulso siglo XX mexicano, es la cuarta escritora que entra en el selecto club Cervantes, con otros cuatro mexicanos: Octavio Paz, Carlos Fuetes, Sergio Pitol y Jose Emilio Pacheco.

«Ha sido toda una sorpresa, no sabía que fuera candidata y recibirlo así es un poco quijotesco», explica por teléfono a Colpisa desde su casa en el Distrito Federal, junto a su gatos Monsi y Vais esta ‘princesa roja’ para los suyos, lectora muy temprana de El Quijote que dedica el premio «a las mujeres y los periodistas».

«Cuando vi que me hablaban de España tempranísimo, creí que era para regañarme por no cumplir y entregar a tiempo un artículo sobre Doris Lessing», dice esta comprometida y activa periodista, que sigue al pie del cañón en La Jornada. « Empecé como periodista y seguiré siéndolo hasta el final», se ufana dedicando este Nobel de las letras hispanas dotado con 125.000 euros «a la profesión que tanto me ha dado».

Para ella, el Cervantes es «la culminación de toda una carrera y un reconocimiento también a mi labor como periodista, y quiero compartirlo con el oficio el que me inicié con veinte años, cuando era un chavita». Poniatowska se hizo con el premio por mayoría y tras ocho votaciones, según explicó el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, quien destacó «su brillante trayectoria» y su «dedicación ejemplar» a la literatura y al periodismo, siempre desde un «firme compromiso con la historia contemporánea». Para el jurado, la obra de Poniatowska constituye «una de las voces más poderosas de la literatura en español en estos días»

Aristócrata militante

Nació en París el 19 de mayo de 1932, en una acrisolada familia de la nobleza polaca descendiente del último rey polaco. Su padre, francés, fue el príncipe Jean Evremont Poniatowski Sperry. Su madre, una mexicana exiliada en Francia, Paula Amor de Ferreira. Sobrina de la legendaria poeta Pita Amor, la infancia de Poniatoswka transcurrió en Francia. Aterrizó en México con diez años y no obtendría la ciudadanía hasta 1969. Tras pasar por una escuela católica de Estados Unidos, estudió taquimecanografía y trabajó como secretaria. «Mi universidad fue la calle», repite esta autodidacta que en 1953 inició su labor como periodista en los diarios Excelsior o Novedades. Una profesión «que aun ejerzo con enorme placer» y que ha sido «palanca» para varias de sus obras testimoniales. Conocida en su familia como la ‘princesa roja’, con 81 años es casi la decana de las letras mexicanas y una de las grandes damas de las letras hispanas. Autora comprometida y beligerante con el conservadurismo, batalladora por los derechos de la mujer y narradora prolífica con una larga trayectoria en la ficción .