Diario de León

El hogar de los niños expósitos

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León

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La Casona de Puerta Castillo fue inicialmente Obra Pía de los Niños Expósitos. Este hospicio estaba ligado al Cabildo de la Catedral. Además, poseía una factoría, obrador, talleres, enfermería y un oratorio. De hecho, la rehabilitación de la casona ha respetado un vano en la muralla que en su momento fue el torno donde se depositaban los niños. En el otro extremo de la manzana se ubicaba la iglesia medieval de Santa Marina. En el interior del edificio hay dos lápidas dedicadas a un obispo de Oaxaca procedentes de la primitiva iglesia y reutilizadas como peldaños en siglos posteriores. En el año 1770 la iglesia pasa de los jesuitas al Cabildo de la Catedral y seis años más tarde el solar del templo se vende a la Obra Pía para cementerio. En el siglo XIX la institución de los Niños Expósitos se traslada a San Francisco, a un edificio derribado a mediados del siglo XX. Según los datos del Registro de la Propiedad, la Casona de Puerta Castillo será traspasada de generación en generación por la familia de Francisco Fernández Blanco de Sierra y Pambley. La segunda planta, que sobresale sobre el adarve de la muralla, se construye en 1901. También el edificio de viviendas anexo perteneció prácticamente a lo largo de su historia a los mismos propietarios que la Casona. La que fue sede del CCAN (Club Cultural Amigos de la Naturaleza) sufrió un incendio en los años 70 que obligó a reconstruir el interior. Las prolongadas obras de restauración le han añadido un halo de misterio a este inmueble.

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