Diario de León

Una heterodoxa mesa redonda partió de León rumbo al mundo

Avelino Fierro, Joaquín Alegre, Emilio Gancedo, Luis Carnicero y Javier Tomé.

Avelino Fierro, Joaquín Alegre, Emilio Gancedo, Luis Carnicero y Javier Tomé.

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g. f. | león
León

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El último de los actos programados en este Congreso de Literatura de Viajes organizado por el Diario de León y la Fundación Villalar fue una mesa redonda heterogénea y heterodoxa cuyo punto de partida debía de haber sido los viajes literarios por las diferentes comarcas leonesas pero que acabó volando alto y posándose en lugares tan dispares como el Danubio, Italia, Estambul, Portugal o el Nilo.

Participaron en ella Avelino Fierro, fiscal de Menores y hombre de una enorme erudición literaria que ayer puso de manifiesto en el Club de Prensa del Diario; Joaquín Alegre, escritor, editor y biólogo, y responsable de la coordinación editorial de más de 400 publicaciones a lo largo de su trayectoria; Luis Pedro Carnicero, poeta, arquitecto y bibliófilo siempre sorprendente; y Javier Tomé, autor de numerosas guías de viaje y artículos en revistas especializadas en torno al turismo y a la divulgación cultural. Moderó el coloquio Emilio Gancedo, periodista de este periódico.

Fierro sobrevoló el mundo de la literatura de viajes de una forma personalísima, impregnada de sensibilidad y apoyada en grandes maestros, de Evelyn Waugh a Baroja, de Josep Pla a Juan Ramón Jiménez, de Chatwin a Theroux. La visión reposada de un «paseante por las luces de la ciudad». «El azar es la mejor guía», dijo, parafraseando a Paul Morand. Por su parte, el bañezano Luis Pedro Carnicero desplegó parte de su arsenal de librero de viejo —rarezas, obras descatalogadas, folletines asombrosos— para trazar un periplo en el que los viajes que aparecen en la Historia Sagrada («Adán y Eva no pecan, viajan, quieren huir del lugar en el que estaban»), Ulises o el leonés Santo Martino se convirtieron en paradigmas de peregrinaciones, éxodos y descubrimientos de otras tierras... y al fin y al cabo, de uno mismo. Saltando de Cyrano de Bergerac a Pedro Salinas pasando por el bañezano Menas Alonso Llamas, y evocando la figura del último Carnicer, expuso Carnicero cómo todos somos, en el fondo, esa Lot que queda convertida en estatua de sal al darse la vuelta y mirar hacia la destruida Sodoma.

Javier Tomé suscitó a partes iguales envidia y ensoñación al recordar su estancia en lugares como Santa Sofía en la antigua Constantinopla, la plaza de Yamaa el Fna en Marraquech, Casablanca el Danubio, o el Sena en viaje de placer o buscando material para sus guías publicadas en diferentes editoriales y bajo el marchamo de Turespaña, entidad estatal dedicada a la promoción del turismo exterior: Además, recordó las palabras del recientemente fallecido Manu Leguineche: «Viajar es pasear un sueño». Por último, el editor y escritor Joaquín Alegre abarcó varias perspectivas, leonesas y foráneas, entre las que se encontraban visiones viajeras de Luis Mateo Díez, Julio Llamazares, Alfonso García... «Si la literatura de viajes no es un recorrido del alma, entonces estoy con Juan Ramón Jiménez: es pura crónica», defendió.

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