Lanseros busca el verso de Dios

Son muchos los que aseguran que la física es el lenguaje de Dios. Un proyecto internacional trata de revelar hasta qué punto los versos humanos y los divinos están más cerca de lo que creemos. La iniciativa, promovida por el Centro Europeo para la Investigació Nuclear (CERN), se encuadra dentro del programa Popscience (Popularizar la ciencia) que en esta ocasión lleva sus ojos hacia la poesía.

Una de las elegidas para formar parte de este exclusivo grupo ha sido Raquel Lanseros. Junto a otros cinco poetas, seleccionados por la World Academy of Poetry, la leonesa viajó al CERN para formar parte de un seminario intensivo sobre cosmología y física de partículas. La experiencia incluyó la visita al acelerador de partículas y a los dos detectores donde se descubrió el bosón de Higgs hace dos años. «Nos asignaron como tutores a físicos teóricos y experimentales que en francés, en inglés y en italiano trataron de enseñarnos algunas nociones fundamentales de astrofísica.

Ahora, su misión es escribir un poema sobre física y astrofísica, demostrando que ambos mundos no están tan lejos. Los poemas serán revelados el próximo 26 de septiembre en la FNAC de Ginebra, dentro de la Noche Europea de los Científicos. «Tenemos que escribir un poema que aborde la física de las partículas y presentarlo antes del 20 de agosto». La poeta leonesa, finalista del prestigioso premio Adonáis, explica que si bien en un principio se mostraba escéptica sobre la relación entre física y poesía, su estancia en el CERN ha borrado muchas de esas fronteras. «El 90% de la poesía es, también búsqueda de conocimiento, es tratar de entrever los límites de la conciencia. Todos tratamos de llegar a una estación parecida. Nosotros con palabras, los científicos con protones. Conocimiento y belleza», reflexiona.

Raquel Lanseros asegura que la experiencia ha sido una de las actividades que más le han enriquecido en los últimos años. «Excede todo lo demás. Ha sido indescriptible», sostiene la poeta, autora entre otros libros de obras como Diario de un destello o Los ojos de la niebla. La autora recuerda que las jornadas en el CERN eran realmente demoledoras. «Las conversaciones y clases magistrales con los físicos eran intensivas. Rara vez trabajábamos menos de doce o trece horas. Pero mereció la pena», asegura.

Raquel Lanseros tuvo la oportunidad de visitar el acelerador de partículas, de conocer los detectores implicados en el descubrimiento del Bosón de Higgs, la partícula de Dios, así como sus aplicaciones en numerosos campos, como la medicina. «Hemos tenido la ocasión de acceder al conocimiento de todas las posibilidades que abre este descubrimiento. ¿Sabía por ejemplo que gracias a él puede llegar a desterrarse el uso de la quimioterapia para curar el cáncer?», destaca la escritora.

Hace 700 años, Dante escribía uno de los versos que mejor podrían reflejar hasta qué punto la trascendencia puede explicarse desde las reglas de la física: «En lo profundo vi interiorizarse, reunido por el amor en un solo volumen, lo que está disperso en hojas a través del universo». Siglos después Borges o Walt Whitman siguieron el camino marcado por el autor de La Divina Comedia para recoger con palabras la esencia del universo.

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