El Palacio de Gaudí recupera su brillo

PABLO RIOJA | LEÓN

Las vidrieras del Palacio Episcopal de Astorga lucirán en todo su esplendor cuando el verano de 2017 llame a la puerta. Será el tiempo que tarden en restaurarlas los profesionales de Vitrea, empresa conquense que desde hace dos semanas comenzó la limpieza y reparación de los vitrales situados en la parte norte del edificio. La intervención, que cubrirá cerca de 1.600 metros cuadrados de superficie y alcanzará a más de un centenar de vidrieras, forma parte de la tercera fase puesta en marcha para lavar la cara a la mítica obra de Gaudí.

Desde Vitrae señalan que los principales trabajos darán comienzo a partir del próximo lunes y que «al menos el 50%» de las vidrieras requerirán ser tratadas en el taller, ya que su estado de conservación —después del estudio que llevaron a cabo— «es crítico». El resto se repararán in situ. Pese al mal estado que presentan la mayor parte de vitrales, los responsables de la restauración puntualizan que «todas ellas están fuera de peligro» y «podrán ser salvadas». Si los plazos se cumplen, las obras se extenderán entre «ocho y doce meses como mucho», confirman desde la empresa. Recuperar los colores, matices y el aspecto original de los ventanales se ha convertido en uno de los puntos clave de una reforma integral que arrancó en octubre de 2013 con la reparación de cubiertas y la puesta a punto de las terrazas del palacio. La luminosidad del edificio es una de las grandes características que el genio catalán quiso conferir desde un principio a esta construcción de arte gótico medieval concluida en 1915.

Los motivos que representan las vidrieras —contratadas a la firma J.&.H. Mauméjean en 1908— son variados y específicos para cada estancia. Como recoge la propia Diócesis de Astorga en sus archivos, para el salón del trono se eligieron escudos de los prelados más relevantes; en lo que iba a ser el comedor, guirnaldas y frutas en color y esmaltes; para las habitaciones, sencillas composiciones geométricas y para la capilla, episodios de la vida de la Virgen. Y es que en un principio, el palacio se concibió como una casa para el obispo. Uso que nunca llegó a tener.

El vidrio empleado fue el Antiguo, el Martelé de Bohemia y el Doble Catedral. Hoy se conservan catorce cartones de las vidrieras bajas de la capilla firmados por el arquitecto Ricardo Guereta y por el vidriero José Mauméjean. La obra producida por los hermanos Mauméjean está considerada como ecléctica, de tradición historicista y academicista y de gran parecido con la de los vidrieros alemanes del siglo XIX. Las últimas producciones llevan el sello del estilo Art-decó.

El resto del plan

De sufragar los gastos totales de estas obras en el Palacio de Gaudí se encargó la Junta de Castilla y León en las dos primeras fases —300.000 euros— y el Gobierno central en esta tercera —1,3 millones—. Al margen de las vidrieras, el resto de actuaciones centran sus esfuerzos en la recuperación y restauración de los sistemas constructivos del palacio. En este sentido incluye la reparación de las cubiertas de pizarra o su restauración, actuar en las fábricas de piedra, las carpinterías de madera, las rejas y las puertas de hierro del exterior del edificio. También se restaurarán los paseos del jardín. Asimismo, se actuará en los pavimentos y carpinterías madera interiores y en los revestimientos de paramentos y techos, especialmente en la capilla principal, que presenta deterioros por humedad.

El Ministerio de Fomento interviene en el palacio a través de su programa de Rehabilitación Arquitectónica, un modelo de colaboración con otras administraciones e instituciones. Las obras mantendrán la herencia de Gaudí y permitirán incorporar nuevos usos al edificio.