Diario de León

TRAGEDIA EN LA FERIA DEL ÁNGEL

Un toro mata de una cornada a Víctor Barrio

El torero segoviano murió tras una grave cogida en la faena del tercero de la tarde en la feria del Ángel, en Teruel.

Momento en el que trasladan a la enfermería a Víctor Barrio, ya herido de muerte. EFE

Momento en el que trasladan a la enfermería a Víctor Barrio, ya herido de muerte. EFE

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efe | teruel

El torero segoviano de 29 años Víctor Barrio falleció ayer en la plaza de toros de Teruel, en la Feria del Ángel, tras sufrir una grave cogida, en la que al parecer sido corneado por el tercer toro de la tarde.

Tras la grave cogida, el diestro ha sido trasladado a la enfermería y los facultativos no han podido hacer nada por salvar su vida, según han informado a EFE fuentes municipales, que han anunciado la suspensión del festejo taurino.

Barrio nació el 29 de mayo de 1987 en Grajera (Segovia) y tomó la alternativa en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid el 8 de abril de 2012.

En 2011 fue nombrado el novillero triunfador de San Isidro por el Club de Mayores de la Comunidad de Madrid.

Tenía además reconocimientos como Mejor Novillero de Bilbao, Mejor Novillero de Santander, Alfarero de Oro, Frascuelo de Plata, Espiga de Oro, Trofeo Mesonero Mayor de Castilla y Chimenea de Oro.

Barrio llegó tarde al toreo, tras trabajar en un campo de golf, un trabajo que compatibilizó con los estudios.

Según él mismo contó, tomó la decisión a los veinte años: «Siempre había sentido una gran admiración por los toreros y la fiesta, pero me daba hasta vergüenza decir que quería ser torero y un héroe como yo les veía».

La muerte de Víctor Barrio es la primera acaecida en España en lo que llevamos de siglo.

Las muertes de los toreros Francisco Rivera «Paquirri» (Pozoblanco, Córdoba, 1984) y José Cubero «Yiyo» (Colmenar Viejo, Madrid, 1985), así como las de los banderilleros «Manolo Montoliú» y Ramón Soto Vargas (ambas en 1992), fueron las últimas muertes en los ruedos españoles. La noticia corrió como la pólvora; los tendidos, sobrecogidos, no daban crédito a lo que trascendía desde el callejón de la plaza de Teruel, donde abundaron las lágrimas y los abrazos entre los miembros de la cuadrilla del joven Barrio y los demás compañeros de luces que allí estaban junto a él. Especialmente significativo fue el llanto desconsolado de Morenito de Aranda, apoyado sobre las tablas del callejón. Tanto trascendió el triste suceso que el director de lidia, Curro Díaz, pidió la suspensión del acto.

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