El derribo que fue derrumbe

e. gancedo | león

Avisaba el alcalde, el día en que comenzaron los trabajos, de que esta labor iba a ser «muy delicada» y que, por lo tanto, «debía hacerse a mano, sin recurrir a maquinaria». Se refería Silván al derribo de dos inmuebles ruinosos ubicados en la calle Conde Rebolledo y cuya desaparición haría nacer una pequeña plaza y una visión inédita del cubo allí enclaustrado durante siglos. Y delicadas sin duda eran, ya que parte de los materiales de relleno de ese cubo se precipitaron ayer sobre la obra sin alcanzar a ningún trabajador. Según un vecino, la retirada de la viga principal de una de las casas provocó el derrumbe, aparatoso y muy llamativo para los viandantes pero al que la concejala de Urbanismo, Ana Franco, restó importancia. «Como suponíamos, esa zona de la muralla se encuentra en un estado precario. Había mucha suciedad acumulada y la caída de materiales, que no derrumbe, era predecible», expresó a este periódico.

Franco confirmó que ese lienzo de cantos rodados aupados a los sillares romanos se apoyaba precisamente en una de las casas, cuya desaparición provocó su caída. También aseguró que el muro «será reconstituido» en su integridad. «En estos momentos continuamos con la demolición manual y el desescombro», dijo, siguiendo las indicaciones de los técnicos, y para evitar riesgos «se ha procedido a desmontar dos muretes de ladrillo que estaban apoyados en esa zona», transmitió.

«Queremos dejar finalizados los trabajos de demolición la semana que viene, así como la limpieza y el vallado del solar, para que quede en condiciones seguras antes de Semana Santa —añadió—, y ya con la muralla despejada y la lectura arqueológica muraria, preparar a la mayor rapidez posible la propuesta de intervención y restauración de la muralla en esa zona».