Diario de León

una historia inédita

La ermita del Grial se compró ‘al peso’ para reutilizar las piedras

En los años 30 era posible comprar un monumento ‘al peso’. La ermita de Robledo de Omaña, ya por entonces en ruinas, fue adquirida por la actual familia propietaria para reutilizar las piedras en la construcción de una casa. Nunca se hizo por prohibición expresa del Arzobispado de Oviedo, que apeló a los enterramientos..

Detalle de la ‘piedra del Grial’, robada el pasado fin de semana de la ermita de Robledo de Omaña. DAVID GUSTAVO LÓPEZ

Detalle de la ‘piedra del Grial’, robada el pasado fin de semana de la ermita de Robledo de Omaña. DAVID GUSTAVO LÓPEZ

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Piedras extrañas, un robo y tres teorías sobre la ermita de Robledo de Omaña. El robo de la ‘piedra del Grial’ —la clave de un arco que tiene labrada una extraña figura posiblemente vinculada con los primeros masones y el cáliz de la Última Cena que se preserva en San Isidoro—, cuya consecuencia ha sido el desplome de la portada en la que se hallaba, ha puesto el foco sobre un edificio con una historia singular.

La desaparición del relieve, ocurrida durante el pasado fin de semana, cuando los tres únicos vecinos del pueblo estaban ausentes y denunciada el martes en el puesto de la Guardia Civil de La Magdalena, ha destapado el desamparo de esta ermita del siglo XVIII

Ni siquiera es Bien de Interés Cultural (BIC), a pesar de la ‘rareza’ del templo, erigido en 1723. Darío Álvarez Bouzas, estudiante de Historia y de Historia del Arte, lleva tiempo investigando el origen de esta propiedad familiar, cuyos titulares son su abuela y su tío abuelo, Matilde y Dalmiro Fernández Flórez. Hace años también les robaron una piedra en la que figuraba inscrito el año de construcción de la ermita. Rastreando en el Archivo Histórico Diocesano, Álvarez Bouzas y su madre —también licenciada en Historia— han encontrado un documento del siglo XVIII, en el que el párroco de Robledo de Omaña, Silvestre Buelta, declara que, a su muerte, se funde una capellanía en la ermita, para la salvación de su alma.

El siguiente legajo en el que aparece citado este edificio dedicado a la Virgen de la Portería está fechado en el siglo XIX y la propiedad ha pasado ya a manos de los Manrique de Astorga. Álvarez Bouzas cree que tras la Desamortización de Mendizábal la ermita pudo salir a subasta. También ha aparecido documentación de los Flórez de Robledo de Omaña, que tenían casona en este pueblo, y arriendan la ermita a los Manrique.

Un veto providencial

A principios del siglo XIX el pueblo decide construir un nuevo templo y durante al menos dos años la ermita funciona como iglesia. En aquel momento la construcción ya estaba muy deteriorada.

En los años 30 del pasado siglo el bisabuelo de Álvarez Bouzas, Alfredo Fernández Rubio, que era maestro en Robles de Omaña, compra la ermita para usar la piedra en la construcción de una casa. Sin embargo, el Arzobispado de Oviedo se lo prohíbe por la existencia de enterramientos. «Que sepamos únicamente está sepultado Fernando Flórez de Quiñones, que en el siglo XIX, tal y como consta en el escrito de defunción, es enterrado en la ermita sin permiso del párroco».

Nada se sabe de cómo era el retablo de la ermita, del que solo se ha salvado la imagen titular, la Virgen de la Portería, que se halla actualmente en la iglesia de esta localidad perteneciente al municipio de Riello. Al parecer, la cubierta era de paja y el suelo de tierra apisonada, según le han contado a Álvarez Bouzas, que ha podido constatar la existencia de un púlpito, igualmente en paradero desconocido. No queda ni rastro de las pinturas murales que decoraban el interior de esta pequeña ermita. Ahora la portada esta apuntalada para evitar que el muro de mampostería corra la misma suerte que el arco y se derrumbe.

Lugar masónico

La ermita de la Virgen de la Portería llevaba años olvidada hasta que el investigador David Gustavo López, miembro de la directiva de Promonumenta, se fijó en ella; y, más concretamente, en la ‘piedra del Grial’, sobre la que publicó un libro hace dos años. Tras descubrir que la orientación del edificio era inusual y la rareza de la piedra del dintel, llegó a la conclusión de que quien la puso en pie fue un masón que perteneció a Las tres flores de lis, la primera logia masónica que hubo en España, adscrita a La Gran Logia de Inglaterra. La piedra tiene grabado el Grial y a una mujer con una paloma en la cabeza. Para el investigador es clara la inspiración de la literatura artúrica medieval. Además, durante el solsticio de invierno el sol incide directamente sobre el relieve.

«Pero lo que de verdad me impactó fue cuando al trazar sobre un plano el eje que sigue el astro rey descubrí que la línea conectaba la ermita de Robledo de Omaña con San Isidoro», es decir, el lugar que, según los historiadores Margarita Torres y José Miguel Ortega, custodia el Grial desde la época de Fernando I.

Imagen de las ruinas de la ermita antes del robo. DL.

Tres teorías

El robo de la piedra del dintel ha hecho aflorar otras teorías. El propio Darío Álvarez Bouzas tiene la suya. «Yo creo que la imagen de la piedra evoca a la Virgen de la Portería. Hay un cuadro en Ávila de esta virgen ascendiendo al cielo», dice. A él le resulta «más creíble» que relacionarla con masones o el Grial.

Otro grupo de expertos considera que se trata de una representación de Lilith, divinidad que se remonta a la tradición mesopotámica y evoca la separación del mundo terrenal del espiritual. La tradición judía asumió mitos sumerios y según ellos Lilith sería la primera esposa de Adán. En algunos textos se la describe como un demonio y en otros como una de las diosas más oscuras del paganismo. Por último, hay quien cree que la piedra procede de otro edificio más antiguo y se reutilizó en la ermita de Omaña.

Pese al expolio secular del edificio, los propietarios pudieron salvar una pila benditera que tiene grabado un misterioso rostro. «Creemos que es de la época de construcción de la ermita».

La familia propietaria tiene pensado adecentar y consolidar la ermita. Promonumenta ha anunciado su intención de limpiar de maleza el edificio. «Más no podemos hacer, porque no hay subvenciones para bienes privados», explica Álvarez Bouzas.

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