Diario de León

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Moderna de Pueblo y sus ‘Coñodramas’

Raquel Córcoles demuestra que se puede ser reivindicativa riéndose de sí misma

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Publicado por
Sergio Andreu
León

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«¡Cuidado! Este libro atufa a feminismo y sólo habla de cosas de chicas», advierte la historietista Raquel Córcoles sobre Coñodramas, última entrega de su personaje Moderna de Pueblo, que cumple ahora diez años y con el que demuestra que se puede ser reivindicativa sin perder el humor y riéndose de sí misma.

Esta novela gráfica, en la que un grupo de amigas, Moderna y sus colegas, se ven sumergidas en un mundo laboral donde los hombres siguen marcando el ritmo, sirve como catálogo de comportamientos «machirulos», a los que las mujeres, incluidas las que han tenido éxito profesional, deben hacer frente para dejar oír su propia voz, sin estar pidiendo perdón por ello a cada paso.

Coñodramas (Zenith) es un trabajo realizado a cuatro manos y dos cabezas, las de Córcoles (Reus, 1986) y las de Carlos Carrero (Madrid, 1984), pareja sentimental y coguionista de los últimos trabajos de Moderna, una compenetración palpable al entrevistarles (vía zoom), cuando las frases que comienza uno las acaba la otra, y viceversa, y que se ve reflejada en el libro.

Aunque el humor prevalece, Coñodramas, que intercala historias de unas atípicas superheroínas que discurren paralelas a episodios semibiográficos de Córcoles, tiene un regusto a ajuste de cuentas. «No eres el primero que lo pregunta», se sorprende la dibujante, pero no era esta la intención, sino «reflejar» cómo funcionan aún las cosas en el ámbito laboral, un status quo «dibujado por hombres», al que, incluso, han quitado algo de «mala leche y bilis», apostilla Carrero. «Yo me pongo a hacer páginas y páginas de ideas y guiones, sobre temas que me han llamado la atención. Carlos pone el orden, hace mapas de tramas, como si fuera CSI, y reflexiona sobre qué estamos contando», explica la dibujante sobre su forma de trabajar.

Coñodramas toca, por ejemplo, esa especie de falsa dicotomía entre lo femenino y/o lo feminista —¿eres de Girls o de Sexo en Nueva York?— o las dudas de una creadora a la hora de elegir entre lo supuestamente frívolo y lo culturalmente aceptable bajo el punto de vista de la censora óptica masculina. Una idea reflejada por los recuerdos que Córcoles/Moderna tienen de su paso por un famoso semanario de humor (El Jueves en la vida real) donde la dibujante se llegó a sentir como la «Pitufina» en una aldea repleta de lectores masculinos.

«Pensé, ‘voy a hacer chistes guarros para que vean que soy una tía que molo’, hacer lo que hacen ellos, vamos. No sabes lo que condiciona estar en un sitio en el que tu público es prestado», rememora Córcoles sobre una época en la que veía que sus viñetas, que lo «petaban» en las redes (su verdadera tabla de salvación), eran recibidas con condescendencia por los guardianes del «Canon Oficial del Humor Gráfico».

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