Diario de León

El leonés «Quico», uno de los últimos supervivientes de la partida de Girón, recupera la memoria de una etapa olvidada en «Guerrillero contra Franco»

Memorias de un maquis

León

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Tiene 77 años y la memoria fresca. Francisco Martínez-Lopez, El Quico, no quiere olvidar. «Soy un superviviente casual», afirma. Su patrimonio es su memoria. Nacido en 1925 en Cabañas Raras, a los 22 años se enroló en la guerrilla antifranquista. Desde entonces, y han pasado más de cinco décadas, su vida ha sido una continua lucha por la libertad. En el largo exilio francés, que inició en 1951, comenzó a escribir su historia, una historia que vio la luz hace un año en Francia y ahora en España bajo el título Guerrillero contra Franco, publicada en la colección Breviarios de la Calle del Pez, del Instituto Leonés de Cultura. Afirma que no se trata de una autobiografía, sino de la vida de un colectivo -la partida de Girón-, contada por uno de ellos, un testigo directo y protagonista de una de las etapas más oscuras de la reciente historia de España. De sus compañeros sólo quedan Alida González, Pedro Juan Méndez Jalisco, Manuel Zapico El asturiano y tres mujeres que residen en Francia. No hay amargura en sus palabras, pero lamenta que la guerrilla no haya tenido el reconocimiento político ni la resonancia que merecía. Considera injusto que «quienes lucharon por la libertad sean ignorados por esta democracia». Valora el esfuerzo de algunos investigadores, como el leonés Secundino Serrano, por reconstruir esa época, pero, en su opinión, «faltaban los testimonios directos. No es igual el testimonio de quien lo ha vivivivido al de quien interpreta la historia a través de los archivos». El Quico, que actualmente reside a caballo entre Alicante y París -donde viven sus hijas-, confiesa que León es su «punto de referencia. Mi identidad». Por eso, nunca ha querido adoptar la nacionalidad francesa. Miembro activo de la Asociación Archivo Guerra y Exilio, su lucha se centra ahora en rescatar del olvido a la guerrilla antifranquista. El 16 de mayo del año pasado, los maquis dejaban de ser considerados bandoleros para ser oficialmente combatientes por la libertad. Sin embargo, El Quico dice que sus reivindicaciones no han terminado. Muchos de ellos, él mismo, siguen sin recibir una indemnización ni una pensión por su lucha y los largos años de exilio. Al frente de la Asociación Argivo Guerra y Exilio, con la llamada «caravana de la memoria», El Quico ha recorrido media España rememorando unos episodios prácticamente desconocidos por las jóvenes generaciones. «Girón era un camarada a toda prueba. Muchos le admiraban. En cuanto a nosotros, sencillamente estábamos orgullosos de él. Para el enemigo, era un bandido temerario; para nosotros, que vivíamos con él, era el símbolo de la fraternidad sin reservas», escribe en Guerrillero contra Franco. Explica que algunas de las vivencias que describe en el libre pueden sorprender. «La fraternidad que había ahora es inconcebible. Aquella era la pureza de la amistad». El día 27 presentará su libro en León, en la Fundación Sierra Pambley y, al día siguiente, en Ponferrada. En ambos actos, El Quico contará sus vivencias y se mostrará a los asistentes un documental sobre la partida de Girón. La introducción del libro es obra del director de cine Montxo Armendáriz, que utilizó testimonios de los maquis para su película Silencio roto. Está prologado por Henri Maler y el epílogo es de Odette Martínez-Maler y ha contado con la supervisión del escritor leonés José María Merino.

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