Diario de León

El maquis Quico utiliza la presentación de su libro «Guerrillero contra Franco» para denunciar cómo los partidos ocultaron una etapa de la historia

Víctimas de un pacto de silencio

León

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No quieren ser considerados como un puñado de ancianos nostálgicos. Son apenas unos pocos supervivientes de la guerrilla antifranquista, pero su voz se ha escuchado ya en el Parlamento. Amparado en la Asociación Guerra y Exilio y con apoyo del Partido Comunista, Francisco Martínez, Quico, miembro de la partida de Girón, presentó ayer en León su libro Guerrillero contra Franco. Deja claro que no se trata de una biografía, sino de la reconstrucción de unos episodios poco conocidos de la historia de España, porque hubo un pacto de silencio no firmado entre los partidos de la Transición -«incluido el mío, el PC», dijo- para echar tierra y olvido a una época reciente y demasiado dolorosa en el recuerdo de muchos. Ahora, Quico y otros antiguos compañeros de la guerrilla, como Manuel Zapico, El Asturiano y Benjamín Rubio, enlace en El Bierzo, pretenden poner palabras a ese olvido, «injusto y doloroso», que dura ya demasiadas décadas. La historiadora Dolores Cabra, presidenta de la Asociación Guerra y Exilio (AGE) explicó ayer, poco antes de la conferencia que impartieron en la Biblioteca Azcárate, que desde hace años trabajan en recuperar la historia de quienes fueron testigos directos de la represión. Aunque sólo unos pocos, como Quico, se han animado a escribir el relato de aquellos acontecimientos, la AGE pretende también crear un archivo oral con el testimonio de la mayoría de los supervivientes. «No hay una bibioteca de historias locales, por eso es difícil saber lo que sucedió entonces», explica Cabra, de ahí el interés por reunir el mayor número de «pruebas». Asimismo, la AGE quiere sumar a estos testimonios, fotocopias, documentos y fotografías de aquellos investigadores que han estudiado la contienda civil. Quicó confesó ayer que, tras el largo exilio vivido en Francia, regresó a España con la esperanza de que tantas muertes y torturas tuvieran, finalmente, el reconocimiento del pueblo. Sin embargo, añadió, «han pasado los años y se sigue ocultando aquel sacrificio, aquella lucha por los valores democráticos». Pero Quico, como el resto de los compañeros que siguen vivos, no se conforma. En el año 84 inició una nueva lucha, esta vez contra las instituciones y los partidos, para recuperar la memoria de cuantos cayeron por defender la libertad. Zapico relató su ingreso en la guerrilla, en una Asturias castigada por la dictadura y su incorporación a la partida de Girón. Tuvo un recuerdo, igual que Benjamín Rubio, para muchas mujeres violadas, torturadas e injustamente asesinadas por la mera sospecha de ser aliadas de la guerrilla. María Ángeles Pita Girón, sobrina del mítico maquis, confesó que en su casa no se hablaba de su tío por miedo. «Nosotros, de niños, supinos una verdad, la que convino, que era odiar a mi tío. Nos maltrataban e insultaban. De mayor, supe la otra verdad». El público que asistió ayer a la conferencia de la Biblioteca Azcárate pudo ver el documental La partida de Girón, donde se cuenta en imágenes la historia de una de las células más activas en la lucha contra el franquismo.

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