Es un personaje fascinante
Tras la pista de Egeria por León
La monja Egeria, una viajera berciana del siglo IV que relató su periplo a Tierra Santa, es rescatada ahora por los profesores leoneses Celia Ropero y José Antonio Mateos, que hacen su peculiar itinerario, tras las huellas de aquella viajera. Muchos de los lugares que visitó Egeria están plasmados en los monumentos leoneses.
Es una de las peregrinas y cronistas más misteriosas del planeta. En el siglo IV recorrió 14.000 kilómetros en tres años, desde el Bierzo a Tierra Santa, Alejandría y Tebas y luego lo contó en un libro. La monja Egeria o Etheria es una de las pocas mujeres que dan nombre a una calle en León, aunque «sigue siendo una gran desconocida», según José Antonio Mateos, que ha publicado, junto a Celia Ropero, Itinerario de Egeria por los santos lugares .
Ya casi nadie duda del origen berciano de esta intrépida peregrina que atravesó medio continente europeo, cruzó en barco el Adriático, visitó Tierra Santa, Constantinopla, Alejandría y Mesopotamia, entre otros lugares, y dejó escritas sus aventuras en un diario. Un periplo que duró entre el año 381 y el 384.
El libro de Mateos y Ropero aborda en una primera parte la historia de la trotamundos Egeria; y en la segunda, busca las ‘conexiones leonesas’ de su peregrinación. Monumentos leoneses que tienen relación con los lugares de aquel periplo del siglo IV. «Toda la Catedral de León es la Jerusalén celeste», asegura Mateos.
El relato de Egeria, titulado Itenerarium ad Loca Sancta o Peregrinatio, describe cómo es la cima del Sinaí, los viñedos de la región de Gessén o el desvío del monte Nebo que conduce al manantial de Moisés. Egeria está considerada la primera escritora española; y su obra, el relato de viajes más antiguo de nuestro país. El obispo de Segor le sugirió a Egeria visitar el lugar donde supuestamente se encontraba la mujer de Lot convertida en estatua de sal. Ella escribió a sus amigas: «Pero creedme, venerables señoras, cuando nosotros inspeccionamos aquel paraje, no vimos la estatua por ninguna parte, no puedo engañaros al respecto».
El relato de Egeria no fue descubierto hasta 1884, cuando G. F. Gamurrini lo encontró entre varios documentos de la biblioteca de la Fraternidad de Santa María de Arezzo (Italia), que procedían del monasterio de Monte Casino. El texto no estaba completo. Los profesores leoneses también han encontrado otros documentos relacionados con la monja berciana en Toledo y Madrid.
Ropero y Mateos incluyen 440 fotos de monumentos, esculturas, pinturas, vidrieras y relieves leoneses que tienen relación con los enclaves del siglo IV que conoció Egeria. Por ejemplo, la viajera berciana visitó la iglesia de Santa Catalina de Alejandría, a quien está dedicada una de las capillas de San Isidoro; el pozo de Rebeca está en la Catedral; la cruz de Jerusalén se halla en un escudo de San Marcos; el bautismo del Jordán, en las concepcionistas; y la palma martirial de Jerusalén, en San Marcelo.
El pueblo de Naín, situado dos millas al sur del Monte Tabor, fue el escenario de un milagro de Jesús, que llegó a la ceremonia del entierro del hijo de una viuda y resucitó al joven de la muerte. Egeria visitaría este lugar, que está respresentado en el convento de las Carbajalas. También el personaje de María Magdalena, una distinguida discípula de Jesús todavía en el siglo IV, antes de que la Iglesia católica, a partir del papa Gregorio Magno (muerto en 591) la considerase una prostituta arrepentida, es una figura capital en la fachada y la iglesia de San Marcos.
Ropero y Mateos, autores de Nuevo Camino de Santiago por la ciudad de León y Los escudos de la Catedral de León, también publican ahora el libro Los judíos de León , donde relatan la historia de cómo llegan a la ciudad y a Puente Castro, los oficios que desempeñan y, finalmente, su expulsión. Además del libro han producido un vídeo de 44 minutos.