El leonés Antonio Colinas publica su gran antología poética

El paso del tiempo le ha dejado a Antonio Colinas la convicción de que no existe diferencia entre poesía y vida, que ser poeta es una manera de ser y estar en el mundo, unos conceptos que unidos a los de «plenitud» y «culminación» jalonan los 35 años que lleva dedicado a la creación, y que ahora ha reunido por primera vez en La hora interior. Realizada por el propio Antonio Colinas (La Bañeza, 1946) La hora interior. Antología poética (1967-2001) es un libro que acaba de editar la Junta de Castilla y León en su colección Barrio de Maravillas, que saldrá a la calle la próxima semana. Esta es la primera vez que Antonio Colinas reúne lo mejor o más significativo de su poesía, (incluye catorce libros en total), y también presenta poemas inéditos, hasta ahora en otras recopilaciones del autor de Tratado de armonía. Además, este libro será material didáctico en la comunidad de Castilla y León, y los jóvenes de enseñanza media lo tendrán que estudiar en sus institutos, según precisó el poeta. La lectura de esta antología proporcionará al estudioso y al profano las claves vitales y simbólicas de la trayectoria del autor. Antonio Colinas, premio Nacional de la Crítica, premio Nacional de Literatura y premio de las Letras de Castilla y León, entre otros galardones, es una de las voces más importantes de la lírica contemporánea. Miembro de la llamada generación de los Novísimos, un calificativo del que ya se siente «algo lejano», el poeta leonés siempre ha intentado aunar pensamiento y emoción. Convencido de que la poesía es una vía de conocimiento, es decir, «un medio para valorar e interpretar la realidad, no sólo esa realidad aparente que los ojos ven -tantas veces engañosa o fácil de cantar-, sino la que yo he venido reconociendo como segunda realidad o realidad trascendida», el escritor siempre se ha sentido muy implicado en la defensa de la naturaleza. Por todo ello, Colinas ha incluido algunos textos relacionados con su tierra de nacimiento, a los que ha dado cierto protagonismo, además de citar otros lugares donde ha pasado largo tiempo, como Ibiza o Italia; en definitiva, el Mediterráneo, que le ha dado al poeta «la luz del conocimiento, la búsqueda de las raíces del propio ser». Antonio Colinas. La hora interior. Antología poética aporta un prólogo del propio poeta y una bibliografía al final con todas las ediciones de poesía. En total, más de catorce colecciones, de obra poética. «He seguido el criterio de seleccionar los poemas que me gustaban -precisa Colinas-, lo cual no quiere decir que haya seleccionado textos dificultosos. He incluido mis tres grandes poemas más extensos: Sepulcro en Tarquina, La muerte de armonía y La tumba laguna». Poemas de la tierra y la sangre, Preludios de una noche total, La viña salvaje, Jardín de Orfeo, Noche más allá de la noche, Libro de la mansedumbre, o Truenos y flautas en un templo o Astrolabio, son otros de los poemas que se incluyen en esta antología. Una muestra del recorrido del poeta en el que se pueden ver sus cambios. «Antes era más impresionista, más poeta del fulgor, pero a partir de Los silencios de fuego (1988-1992) me siento más cerca de una vía de aceptación y silencio. Un camino más sencillo, pero no menos profundo», apunta. Antonio Colinas, que esta semana se encuentra en Nueva York, participando en un encuentro literario en el que debate el estado de las letras junto a los leoneses Fermín Cabal y Antonio Pereira y Fernando Arrabal, Juan Manuel de Prada, Gustavo Martín Garzo y Fernando Savater, entre otros, está culminado su tercer Tratado de armonía, tarea que comparte con la antología que prepara de Alberti por su centenario, y con la preparación de unos cuentos que complementarían su Petavonium (la memoria de su infancia).