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«El teatro me rejuvenece»

El actor leonés compagina con la docencia la gira teatral de ‘A vueltas con Lorca’

El actor de Sahagún Carmelo Gómez, que está de gira e imparte clases. PEDRO PUENTE HOYOS

El actor de Sahagún Carmelo Gómez, que está de gira e imparte clases. PEDRO PUENTE HOYOS

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Carmen Martín
León

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. Rompió con el cine y, desde hace tiempo, Carmelo Gómez vive «feliz y tranquilo» sobre los escenarios, una labor que compagina con la docencia; «el teatro me rejuvenece, me convierte en un ser joven, cada vez menos aferrado a la búsqueda de la seguridad que te impone este tiempo».

«El teatro es muy necesario para vivir, es un arte vivo, es físico, es metáfora», señala este lunes a Efe en una entrevista, al tiempo que asegura que el teatro «hace carne la palabra e impone la imaginación para hacer asociaciones».

Si falta el teatro, «falta algo muy importante, es un acto de generosidad por parte del público», añade Gómez (Sahagún, León, 1962) que este miércoles llega al Teatro de La Abadía, en Madrid, con A vueltas con Lorca . Un trabajo en equipo dirigido por Emi Ekai, con la música del ucraniano Mikhail Studyonov; «se trata de un recital poético, una danza entre el amor y la muerte con los versos de Lorca», explica. «Lorca es inagotable, tiene muchas miradas, muchas aristas y nosotros hemos encontrado una», señala el actor que reconoce que los textos del poeta de Granada «tienen muchas posibilidades de lectura, están llenos de sugerencias».

Una escuela de llanto

Gómez llegó al teatro de la mano de Miguel Narros y, parafraseando a Lorca, señala que el teatro es «una escuela de llanto y risa, una tribuna libre donde el hombre puede poner en evidencia morales viejas y antiguas, y explicar normas eternas del corazón y el sentimiento».

Durante esta fiesta poética, que estará del 18 al 28 de este mes en Madrid, Carmelo Gómez se expone al público «sin saber bailar, ni cantar», es teatro sencillo, de cercanía, «no es un recital de poesía, es poesía adaptada a una dramaturgia», aclara. Conocido como actor de compromiso, ha trabajado con Pilar Miró, Julio Medem o Imanol Uribe. «El cine es mi casa, allí estuve mucho tiempo y estuve cómodo», recalca el actor, que cuenta con el Premio Nacional de Cine en 1995 y dos Goyas —mejor actor principal por Días contados , y de reparto por El método— .

Le gustaría volver al cine, pero solo de vez en cuando, «hacer algo que me apetezca, pero no dedicarme al cine», aclara el actor, quien asegura que malas experiencias le llevaron a dar un paso atrás y alejarse momentáneamente de las cámaras.

«Era difícil convencer a nadie de que yo podía hacer un trabajo después de realizar 48 películas», añade el actor, que ha participado en la serie de televisión Los favoritos de Midas , de Netflix (2020).

«Cuando se llega a esta situación, no puedes hacer nada, bien porque son modas o porque el cine peca de culto a la juventud», dice Gómez, quien ha pasado noches en vela, «más de las que se deben soportar».

Volver al cine

«Me gustaría volver de vez en cuando, hacer algo que me apetezca, pero no dedicarme al cine»

Una situación que «te puede llevar a una gran frustración, a mirar la vida con rencor», pero está convencido que hay que luchar contra eso, no podemos dejarnos llevar por pasiones y objetivos, eso pertenece al capitalismo, a mí no me interesa esa competitividad que nos ofrece este sistema». Reconoce que dejar el cine fue «una decisión dura», pero hay que adaptarse a los nuevos tiempos, «de ahí surge este proyecto que me reconcilia con este oficio».

Dice que de Lorca ha aprendido que «los contrarios son compatibles» y reconoce que ahora es capaz de mirar por la ventana y «querer el mundo».

Está convencido de que los políticos son necesarios como los jueces, «pero cada día son más demenciales, y por supuesto, más seguidistas, no tienen ideas propias ni vocación, habrá excepciones, seguro, pero lo que se ve es solo enfrentamiento».

«A los políticos no les interesa la cultura, no van al teatro desde hace mucho tiempo, es más, cuando iban no sé a qué iban, porque al teatro hay que ir a reencontrarse, a buscar el espejo, no sé si el político tiene capacidad de hacerlo».

Cree que Lorca conecta con la sociedad actual, «es moderno, un poeta universal, que nada tenía que ver con la política, era un señorito andaluz con una gran implicación con la pobreza, con los más desfavorecidos», explica.

«De todas las reivindicaciones que ahora hay, Lorca se hubiera sentido a gusto reivindicando los derechos de la mujer, ese grito de libertad tan presente en su universo femenino», explica Gómez quien asegura que «la mujer de Lorca es rebeldía en un mundo de represión, son heroicas».

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