Prohibido envejecer

Corría el curso 1976-77, cuando las distintas Facultades y Colegios Universitarios de León pertenecían al Distrito Universitario de Oviedo, esperando la llegada de la ansiada Universidad para nuestra provincia, y algunos de sus estudiantes formábamos parte de una amalgama de rondallas, tunas, de diversa procedencia: O.J.E., Instituto, San Raimundo de Peñafort, pero con unos conocimientos musicales que se habían alimentado por lo general de la sapiencia y paciencia del conocido «Maestro Bardal» e incluso más tarde de Manuel Quijano, progenitor de los componentes del hoy famoso grupo Café Quijano. Pues bien, varios de nosotros, pertenecientes a aquellas formaciones, teníamos la idea de constituir una Tuna denominada Universitaria que aglutinara la dispersión existente, máxime después de acudir a un Festival en Oviedo en el que la Tuna Universitaria de Oviedo nos causó una grata impresión, por lo que decidimos ponernos manos a la obra para en un plazo razonable ver nuestro proyecto hecho realidad. Los comienzos fueron duros, como siempre, pero nuestra ilusión, muchas horas invertidas y los apoyos recibidos de los incondicionales que creían en nuestro proyecto, incluso arriesgando su patrimonio como el caso de nuestro Mesonero Mayor Marquitos «Bodegas Regia», que nos avaló el crédito necesario para adquirir los primeros trajes, hasta que llegó la subvención solicitada y pudimos liberarle de esta carga financiera, propició que el día 17 de diciembre de 1977 en el Paraninfo de la Facultad de Veterinaria, hiciéramos la presentación de la Tuna Universitaria de León. Desde aquel día han pasado veinticinco años, casi nada para una institución, que confiamos perdure en el tiempo, a pesar de los cambios sociales y de las preferencias de los jóvenes estudiantes, pero siempre habrá alguien que se incline por los vericuetos de las seis cuerdas de una guitarra o las doce de una bandurria, que por los intrincados caminos de Internet, aunque ambas aficiones son compatibles. Nunca se ha descrito que el tocar y cantar hayan sido actividades que produzcan graves enfermedades, sino todo lo contrario, porque relajan el espíritu y ayudan a que perdure la amistad, de lo que en la actualidad no estamos sobrados. Nuestra trayectoria en estos veinticinco años, con los altibajos propios de una formación por la que han pasado cerca de cien estudiantes de las facultades y escuelas técnicas de la Universidad de León, es harta conocida por el pueblo leonés, al que agradecemos su participación en los distintos eventos organizados, demostrándonos que esta tierra sólo es fría en lo que al clima se refiere. En los viajes realizados siempre hemos hecho gala de nuestra procedencia leonesa y del amor que profesamos a esta tierra que nos ha visto nacer e incluso ya morir -un recuerdo para Guada y Clavijas-.