Diario de León

Boadella contra todos los progres

El dramaturgo, fundador del grupo teatral Els Joglars, se despacha a gusto en ‘Joven, no me cabree’ (Ediciones B), hastiado de las necedades de la posmodernidad

Albert Boadella arremete contra lo contemporáneo en ‘Joven no me cabree’. QUIQUE GARCÍA

Albert Boadella arremete contra lo contemporáneo en ‘Joven no me cabree’. QUIQUE GARCÍA

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Harto del puritanismo de la sociedad española, el dramaturgo y escritor Albert Boadella (Barcelona, 79 años), fundador del grupo teatral Els Joglars, se despacha a gusto en Joven, no me cabree (Ediciones B), un libro contra los progres. Con tono gruñón, un maestro transmite a un universitario las verdades de un artista hastiado de las necedades de la posmodernidad. Boadella reivindica la tradición en el arte y arremete contra los falsos ídolos. Así, ante la pregunta de cómo ve el Albert Boadella de hoy al Boadella que fue joven y quizás progre, responde de manera directa: «Todos hemos hecho el imbécil en algún momento. Pero a pesar de todo, es curioso que yo no nunca fui especialmente progre en mis gustos, recuerdo las horripilantes películas de arte y ensayo que gustaban tanto a los progres. Yo siempre fui muy conservador, incluso no me gustaban los Beatles, llevaban unas melenas asquerosas. Ahora soy más abierto que cuando tenía 18 años».

Sobre el Reina Sofía y cuándo lo visitó por última vez dice Boadella: «Hace años, no muchos, pero unos cuantos. Me parece un tanatorio del arte. Los edificios de los museos de arte contemporáneo son interesantes. El Reina Sofía es nefasto. Era un antiguo hospital, en línea con lo que hay dentro. Esos museos albergan... chistes. En su obras no hay un trabajo profundo de años, lo que yo llamo artesanía».

Y acerca del Guernica afirma que «es un grafiti curioso. Hombre, si pienso que es la muerte de Ignacio Sánchez Mejías me parece un poco más lógico. Para ese fin fue pintado. No tiene nada que ver con lo que sucedió en Guernica. Es una pintura en blanco y negro, sin perspectiva ni relieve. Es una ‘boutade’ de Picasso, que pinta maravillosamente en sus inicios y que en algunos momentos hace obras de mucho interés. Pero el 90% de su obra es pura comercialidad, puro deseo de ser más conocido».

En resumen, sobre el arte contemporáneo Boadella afirma que «ss una estafa. No tiene nada que ver con el arte, sino con cuestiones financieras. La gente compra un Pollock como el que el compra un yate de 60 metros, lo que da una idea del dinero que se tiene, es una exhibición. Son iconos que la gente venera como lo hacía con las reliquias, que por lo menos tenían más gracia y poesía». Y de política remata así: «El nacionalismo español prácticamente no existe, fue destruido por Franco con esa idea exagerada del «imperio hacia Dios». Es cierto que está el de Vox, pero es minoritario España ha aguantado una cosa inaudita: un gobierno que ha pactado con los que están dispuestos a destruir España como nación».

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