Como Pereira por su casa
La Fundación Antonio Pereira ultima detalles para la inauguración este viernes de la casa museo en León del autor villafranquino
El paseo de Papalaguinda da luz hasta en un día como estos nublado y lluvioso en el tercer piso del número 19. Aquí vivió y escribió Antonio Pereira y ahora, como en una foto fija, se ve esa vida. O cómo fue. O cómo sería. Se admitiría la fabulación, que estamos ante uno de los grandes del género. Este viernes, la Fundación Antonio Pereira inaugura lo que será ahora convertida en casa museo, que más que nada sería el lugar en el que corroborar la existencia de Pereira en León. El resto será el contenido con el que se llene.
Si Antonio Pereira vivió mucho y muy bien, lo mismo hizo en la literatura. Y sus obras están presentes dando cuenta de su trayectoria. Escribía a pluma y consta en una mesa en la que reposa una de ellas en un cuaderno de hojas blancas en las que Pereira escribió. Qué buena letra. Ese lugar parece responder a una señal de que al fondo hay un escritor, puesto que su lugar de trabajo se ubicaba en una habitación que daba a un patio interior, como si prefiriera la intimidad casera que otras zonas de más tránsito. Al lado contrario al que la intuición lleva al entrar en el piso.
Por supuesto, si la huella de Pereira permanece lo mismo o más ocurre con la de su mujer, Úrsula Rodríguez.
El futuro de este piso será el de casa museo, sala de reuniones y demás actividades que depare la fundación.
Así, la obra de Pereira permanecerá. Y de alguna forma también la de cuando todos fueron jóvenes. Juan Carlos Mestre, el propio Pereira, todos en fotos representativas en donde, por ejemplo, comparte mesa de jurado con Cela o Caballero Bonald son protagonistas totales.
La modernidad está presente en una sala de reuniones o en esas vidrieras que ya anuncian la fundación.
Hay libros y hay luz. Hay discos de música clásica, flamenco, François Hardy, Leon Giecco...
Aquí vivió Antonio Pereira. Y esos recuerdos son los que se empeñan en buscar el imposible de la eternidad y que a veces gracias en este caso a su familia, con Joaquín Otero al frente de la fundación, logran que la llama talentosa de Pereira no se extinga.