Diario de León

EXPOSICIONES

Mey Rahola, la leonesa que hizo la última foto de Manuel Azaña

Dos muestras recuperan en Cataluña a una pionera de la fotografía

Un visitante contempla una foto de Rahola. A la derecha, imagen de gente en la cola del pan (1936-37). QUIQUE GARCÍA / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

Un visitante contempla una foto de Rahola. A la derecha, imagen de gente en la cola del pan (1936-37). QUIQUE GARCÍA / HEREDEROS DE MEY RAHOLA

León

Creado:

Actualizado:

Hizo la último foto del presidente de la República Manuel Azaña semanas antes de que el político madrileño falleciera en su exilio francés. Después, la leonesa Mey Rahola, una de las pioneras de la fotografía en este país, fue olvidada. Hasta ahora, que protagoniza dos exposiciones en el Museo Nacional de Arte de Cataluña y en el Museu de l’Empordà.

Mey Rahola nació el mismo año que Chaves Nogales y Faulkner, en 1897, fecha de publicación de la novela Drácula , de Bram Stoker. Su padre, el ingeniero ampurdanés Francisco Rahola, estaba destinado en León como jefe de Tracción de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. En 1884 esta empresa de ferrocarriles había inaugurado la rampa de Pajares, que atravesaba la Cordillera Cantábrica, considerada una de las obras de ingeniería españolas más importante del siglo XIX.

Mey Rahola vivió poco tiempo en la capital leonesa, hasta que su padre fue destinado a Madrid.

La aventura personal y artística de Mey Rahola es el hilo conductor de las dos exposiciones que rescatan a una mujer emancipada, moderna y muy bien relacionada en los círculos intelectuales de la Segunda República.

Ha sido su bisnieto, Lluís Bertran —comisario de la exposición— el que ha recuperado cientos de fotos y una decena de álbumes. La recopilación del material fotográfico ha durado toda una década. La investigación en los archivos familiares ha permitido catalogar más de 650 pruebas positivadas y unos 350 negativos, datados entre 1932 y 1950.

Como miles de republicanos, su bisabuela tuvo que huir a Francia tras la victoria franquista. En enero del 39 llegaba a Portbou junto a otros exiliados, entre los que se encontraban el poeta Antonio Machado y el periodista Josep Pous i Pagès.

Mey Rahola se había casado en 1921 con el político republicano Josep Xirau, con quien había vivido en Sevilla y Roma antes de fijar su residencia en Barcelona en 1932. Fue en esa época cuando empezó a hacer fotografías, una actividad que interrumpió con el estallido de la Guerra Civil. Más tarde, pasaría la Segunda Mundial en Lyon, capital de la resistencia francesa frente a la ocupación nazi, mientras su amigo Hubert de Monbrison se hacía cargo de sus hijos en Arcachon. Si en sus primeros años Rahola hacía fotos por placer, en Francia las hará para poder sobrevivir. Recorría los pueblos y hacía fotos a la gente que las necesita para documentos. Las instantáneas las positiva en la cocina de su casa. Manejaba a la perfección las técnicas del revelado, que había aprendido en el negocio de su cuñado Joan Xirau, quien montó en la trastienda de su farmacia un laboratorio fotográfico.

La foto de Arcachon

Con motivo de un viaje a Arcachon, ciudad conocida por sus ostras, Mey tiene la oportunidad de retratar a Azaña, que vivía a poca distancia de Monbrison. El presidente de la República tenía 60 años, aunque el exilio y su delicado estado de salud —le acababan de detectar una gravísima afección aórtica— habían hecho estragos en su rostro.

Las dos actuales exposiciones, que pueden verse hasta mayo, pretenden sacar del olvido a una mujer injustamente ‘borrada’ de la historia de la fotografía, a pesar de que en 1936 su nombre empezaba a destacar, como prueba el hecho de que fuera la única mujer premiada, en tres categorías distintas, en el concurso Catalunya 1934. No solo había expuesto en los salones de invierno, sino que sus imágenes aparecían también con asiduidad en varias publicaciones de la época.

En Francia, cuando la fotografía deja de ser para ella un modo de subsistencia, Rahola retoma una senda más artística y creativa, muy alejada de lo que se está haciendo en esos momentos en la España gris de la posguerra. Imágenes dinámicas, con tomas en picado y contrapicado, en las que captura a trabajadores y, sobre todo, a mujeres, nunca secundarias ni sumisas.

En 1947 su marido logró un trabajo en la sede de la Unesco y la familia se estableció en Vaucresson, cerca de París. En esta localidad fallecería en 1959 de un ictus la fotógrafa que había nacido, por casualidad, en León.

Según la ensayista Cristina Masanès y la historiadora Roser Martínez —comisaria junto a Lluís Bertran de la exposición Mey Rahola 1897-1956. La nueva fotógrafa — la artista nacida en León «podría ser una Breslauer catalana, una mujer moderna que fumaba, llevaba pantalones, participaba en regatas de vela y hacía fotografías muy valientes». Una mujer vanguardista y rompedora, que tocaba el piano y era amante de los deportes naúticos, limitada únicamente por los difíciles tiempos en los que le tocó vivir.

Pese a su exilio francés, Mey Rahola pudo regresar a España a partir de 1946. En esas visitas ocasionales hizo también fotografías, sobre todo, de Cadaqués, localidad en la que pasaba los veranos en su infancia.

tracking