Diario de León

La Catedral ‘desempolva’ el trascoro

El magnífico alabastro y los dorados son invisibles bajo la capa de suciedad

Vista del trascoro renacentista de la Catedral de León. FERNANDO OTERO

Vista del trascoro renacentista de la Catedral de León. FERNANDO OTERO

León

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El Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) ha necesitado cuatro años para analizar el trascoro de la Catedral de León. Esta joya del Renacimiento ya tiene fecha de restauración. Los trabajos, según fuentes del Cabildo, empezarán entre junio y septiembre del próximo año. Será necesaria una inversión de 400.000 euros para que el ‘arco de triunfo’ decorado por Juan de Juni recupere su esplendor.

Se trata de una auténtica obra maestra ‘camuflada’ en la Pulchra . El polvo de siglos ha dejado sin lustre el blanco alabastro y los dorados policromados. Este monumental ‘cofre’, que encierra en su interior el coro, no solo pasa desapercibido para los visitantes, más atentos a los destellos de las vidrieras , sino que apenas ha merecido la atención de los historiadores del Arte. La última gran intervención tuvo lugar en 1915, cuando se añadió la verja que lo cierra, fabricada por Félix Granda y diseñada por Manuel de Cárdenas, el gran arquitecto del ensanche de León.

La inversión

El Ministerio de Cultura destinará 400.000 euros a la restauración del trascoro de la Catedral

En 2019 el IPCE llevó a cabo la geometría general de esta construcción monumental diseñada por Esteban Jordá y Juan de Juni en el siglo XVI. También la escaneó de arriba abajo con láser y realizó imágenes en 3D que mostraron una panorámica inédita del trascoro, unas fotografías que, como quedó demostrado en Notre Dame, son una herramienta crucial para la reconstrucción de cualquier monumento en caso de una catástrofe, como el incendio que asoló el templo parisino.

Una talla del trascoro. RAMIRO

Una talla del trascoro. RAMIRO

El trascoro rompe la unidad espacial del templo gótico leonés y ‘tapa’ prácticamente la nave central de la Catedral. Documentos preservados en la Catedral, como contratos con los artistas, permiten verificar la cronología del trascoro, trasladado en el siglo XVIII desde el presbiterio. Ubicado desde entonces en el corazón del edificio, aunque resta visibilidad al templo, es una auténtica maravilla del Renacimiento, gracias al talento y la delicadeza de los maestros que lo ejecutaron.

Fue proyectado por Juan de Badajoz , ornamentado por Juan de Juni y los mejores maestros del momento —como los franceses Angers y Doncel, que ya habían colaborado en San Marcos—, y concluido por Esteban Jordán y artistas de la talla de Bautista Vázquez, que ganó el concurso para realizar el Crucificado que corona el trascoro. Juan de Juni se presentó también, pero se eligió la talla de Bautista Vázquez, entre otras razones, porque era de mayor tamaño.

Una obra maestra

«Es una genialidad». Así define el trascoro Máximo Gómez Rascón, responsable del los museos Catedralicio y Diocesano, que el año pasado dedicó un libro al imponente ‘arco de triunfo’.

La estructura quedó concluida en 1585 con la policromía llevada a cabo por Bartolomé de Carrancejas. La prematura muerte de Juni impidió que culminara el encargo de la natividad de Nuestra Señora y las figuras de San Pedro, San Isidro y San Froilán. En su libro, Rascón hace de guía por cada una de las imágenes del trascoro, por pequeña que sea.

Pese a que el trascoro se ejecuta en dos etapas (entre 1529-1554 y 1580-1585), Rascón subraya la «uniformidad estética» de un arco cuyos relieves y tallas suponen «una auténtica lección de literatura bíblica real», dice.

Rascón considera que apenas se habían examinado hasta ahora las escenas del Antiguo Testamento, algo que viene a subsanar su libro, que también pone en contexto una obra que concluye bajo los auspicios del concilio de Trento. Y es que el hecho de que el proceso de construcción del trascoro se prolongara durante casi seis décadas propició que en su piedra y alabastro quedara grabado en perfecta sintonía el debate dialéctico que sacudió los cimientos de la Iglesia católica.

El IPCE, dependiente del ministerio que preside Ernest Urtasun, no solo es el mecenas del trascoro. Entre sus últimas actuaciones en la Catedral destaca la restauración de dos piezas excepcionales, la María Magdalena de Gaspar Becerra y un sagrario del XVI con cinco tablas atribuidas a los mismos artistas del célebre retablo de Valencia de Don Juan.

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