Diario de León

La misteriosa sala 6 del Musac: diez años cerrada

Un espacio que asusta. La sala 6 del Musac lleva una década cerrada por ser demasiado monumental y costosa de mantener. Durante este tiempo se ha usado como ‘almacén’. En 2012 se creó un pabellón en su interior para hacerla «más íntima». En junio reabre con una obra de Pipilotti Rist que ya se mostró en este espacio en 2005.

El 'bloque' más alto del Musac, a la izquierda, encierra en su interior la misteriosa sala 6. JESÚS F. SALVADORES

León

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Es la sala más misteriosa del Musac. La razón es que lleva más tiempo cerrada que abierta. Tiene catorce metros de altura —fácilmente reconocible desde el exterior, porque es el ‘bloque’ del edificio más sobresaliente— y hace funciones de ‘almacén’ desde hace una década. Eso sí, no es un trastero —puntualizan desde el museo—. Solo se guardan en ella elementos expositivos, como peanas, vitrinas... o algunas obras antes de ser instaladas en otras salas.

El equipo actual del museo que dirige el canario Álvaro Rodríguez Fominaya ignora por qué la sala 6 fue clausurada. Su predecesor, Manuel Olveira, afirma: «Ya estaba cerrada cuando yo llegué». Pero aclara que en ella se hicieron «algunas actividades educativas» en el ‘Pabellón de talleres’, una estructura encargada en 2012 al artista Terence Gower para convertir en funcional una sala monumental que apenas se utilizaba y albergar en un espacio más íntimo talleres con los visitantes, así como para resolver el problema del reciclaje de materiales sobrantes de exposiciones anteriores.

«No la abrimos durante años porque el Musac tenía espacio expositivo suficiente y, además, el presupuesto no permitía asumir los grandes costes de climatización que requería su apertura, a lo cual se añadirían los costes de dotar a la sala de contenido», aclara Olveira. Las declaraciones del anterior director del Musac cuestionan el diseño y la eficiencia del edificio con el que los arquitectos Emilio Tuñón y el fallecido Luis Mansilla ganaron el Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe, pero, sobre todo, apuntan directamente a la Fundación Siglo, encargada de la gestión del museo, y a la propia Junta, sobre quien recae la financiación. Agustín Pérez Rubio, que prácticamente precedió a Olveira —salvo por 90 días en los que la dirección estuvo en manos Eva González-Sancho, que dimitió tras denunciar que el museo no tenía autonomía artística ni administrativa—, se expresa en el mismo sentido. Pérez Rubio, que hoy inaugura una exposición en el centro de arte contemporáneo Plataforma de Guadalajara (México) de la que es comisario y con la que arranca este museo, afirma que él llevo a cabo varias muestras en la sala 6 del Musac, «pero se tuvo que cerrar porque no había presupuesto». Y recuerda que el Musac «solo tenía 2,1 millones para todo y con eso no se podía abrir, no era suficiente para programar».

Un pasado impactante

La polémica sala, considerada por Fominaya como «una galería única en el panorama museístico en España» reabrirá sus puertas el 8 junio con Homo Sapiens sapiens 5 alas, de la artista Pipilotti Rist, que ya se exhibió en este mismo espacio hace 18 años. Una obra de gran impacto visual que la artista suiza había presentado con anterioridad en la Bienal de Venecia.

La sala monumental del Musac acogió obras espectaculares en los primeros años del centro de arte contemporáneo ubicado en Eras de Renueva. En 2009 la compañía circense Kambahiota dio la bienvenida y se encargó también de la despedida, desde altos trapecios, de la gran exposición que el museo leonés dedicó a Elmgreen & Dragset, titulada Intentando recordar aquello que una vez quisimos olvidar, un juego en el que los artistas nórdicos mostraban de qué manera lo que somos es un producto de la memoria, de la huella que la realidad imprime en nuestra arquitectura interior y de cómo las edades del recuerdo van moldeando este rastro . Eran los tiempos en los que el Musac intentaba destacar en el panorama nacional e internacional a golpe de impacto.

La sala 6 albergó a artistas como Ugo Rondinone que ‘metió’ un bosque en el museo o el francés Pierre Huyghe, con A time score y su un ‘ejército’ de marionetas, para abordar las identidades colectivas e individuales en relación con las diferentes formas de producción cultural.

Dominique Gonzalez-Foerster —no acentúa su primer apellido, pese a que le viene de sus antepasados de Villagarcía de Campos (Valladolid)— ocupó la sala 6 con Nocturama , una especie de cinematógrafo de emociones. Quizá una de las más recordadas sea la del artista chino-canadiense Terence Koh en 2008. Bajo el título Love for eternity (amor para la eternidad), ocupaba 1.200 metros cuadrados. En una sala recreaba la famosa cena de Da Vinci, con los apóstoles convertidos en esqueletos negros, y en la que el propio artista se representa muerto. En la colosal sala 6 solo se podía ver los domingos a última hora una obra. Koh había colocado una vela en forma de letra omega, suspendida de un cable medido hasta la altura del corazón del propio artista.

La exposición inaugural del Musac tomó el título Emergencias de la obra que mostraba en la sala 6 Alfredo Jaar: una gran ‘piscina’ en la que emergía y se hundía el continente africano. En el verano de 1994 Jaar viajó a Ruanda para ver con sus propios ojos el genocidio entre hutus y tutsis. Aquel viaje culminó en el 2000 con uno de sus más significativos trabajos y que hoy es casi emblema del Musac.

En 2010 la colectiva Modelos para armar ocupó, entre otras, la sala 6. La exposición, con tres comisarios, entre ellos Pérez Rubio, reunía obras de más de 40 artistas latinoamericanos.

Un año después la reconocida artista Dora García —leonesa de corazón, porque aquí vivió parte de su juventud— comisariaba junto a Marie de Brugerolle la muestra I was a male Yvonne de Carlo (sin ninguna conexión aparente con la célebre actriz de la serie de los sesenta La familia Monster), un alegato de que el humor es un buen camino para mostrar la verdad. La muestra incluía la obra fetiche de Guy de Cointent, cedida por el Centro Pompidou, Tell me , que funciona como pintura, como escultura y como escenario teatral.

La compañía circense Kambahiota hizo una ‘performance’ en 2009 con motivo de la exposición en la sala 6 de los artistas Elmgreen&Dragset. JAVIER QUINTANA

Pabellón de Terence Gower dentro de la sala 6 del Musac. Musac

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