Diario de León

Luis Mateo Díez dicta su gran cumbre cervantina

Propios y extraños rendidos ante la cumbre cervantina de Luis Mateo Díez. Aquel niño que ya de pequeño quería ser escritor, en Alcalá demostró que es el Cervantes que más alto ha situado el gran premio de las letras españolas

Luis Mateo Díez, en primer plano. Detrás, Ernest Urtasun, Pedro Sánchez, el rey Felipe VI y la reina Letizia, e Isabel Díaz Ayuso. BALLESTEROS

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Pacho rodríguez / Agencias
León

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De Las estaciones provinciales o La fuente de la edad a Los ancianos siderales y Mis delitos como animal de compañía. La ruina del cielo, La cabeza en llamas... Leer a Luis Mateo Díez demuestra que el premio Cervantes es tan merecido que permite la euforia de decir que se queda corto. Díez, que recibió ayer de manos del rey el Premio de Literatura Miguel de Cervantes 2023, el máximo galardón de las letras en español, aseguró durante el transcurso del solemne acto que vive entregado a sus personajes y que nada le interesa menos que él mismo. Dijo el rey Felipe que era Díez un genial creador de «mundos imaginarios». En torno a su figura de premiado se dio cita la cruda e institucional realidad de este país: Del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (torpemente incapaces de cruzarse un mínimo saludo). También estuvieron presentes el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y el delegado del Gobierno en Castilla y León, el leonés Nicanor Sen.

Los reyes presidieron la ceremonia, a la que asistieron personalidades de la cultura y la política. La alcaldesa de Alcalá de Henares, Judit Piquet, y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, o el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, entre ellos. Luis Mateo Díez (Villablino, 1942) hizo un repaso de su vida literaria, sus lecturas y su escritura desde niño en el discurso pronunciado tras recibir el galardón. Y reconoció su «precaria incapacidad para escribir» lo que le pasa: «Lo que en mi existencia sucede, lo que mi biografía propone, nada me interesa menos que yo mismo, y lo digo con una radicalidad sospechosa». Y es que este escritor y académico de la RAE, creador del mítico territorio imaginario de Celama, indicó que contar la vida ha sido siempre su aspiración, que ha vivido la literatura en la «conquista de lo ajeno» y que Don Quijote llegó a él de niño como un héroe «entrañable», hasta que comenzó a saber que se trataba más bien de un «antihéroe» al que se fueron pareciendo sus personajes, que son más bien, «héroes del fracaso».

Abundó más sobre uno de los temas que más le apasionan, como es este Cervantes que le da nombre a su premio. Por lo que dedicó palabras para ensalzar la obra de Cervantes, en especial del Quijote, que también influyó en su obra. «La entidad de mis personajes no estaba, así, eximida de una incierta heroicidad, tan cervantina y quijotesca, en aras de una imaginación liberadora y redentora, siendo acaso héroes del fracaso, como así me gustó denominarlos», confesó.

Díez retrocedió varios años para hablar de su relación con don Quijote, «ya con algún viso de melancolía infantil en el invierno de su primer conocimiento». Para el autor, este encuentro tuvo un «aliciente misterioso, rodeado de algún secreto deslumbramiento», que en nada atañía a los personajes que ya le habían asombrado.

«Don Quijote llegaba para quedarse conmigo como un héroe no menos inquietante que entrañable, y a quienes en la dimensión de los reyes de la selva o los robines del bosque, se irían lentamente fosilizando, como hitos que perdurarían en sus convenciones», explicó.

Precisamente, el escritor leonés, el único que ha recibido en dos ocasiones el Premio Nacional de Narrativa y el de la Crítica y que tiene también el Nacional de las Letras, recibió el Cervantes por «ser uno de los grandes narradores de la lengua castellana, heredero del espíritu cervantino, escritor frente a toda adversidad, creador de mundos y territorios imaginarios», según destacó el jurado.

Vestido con un chaqué, que como confesó ayer a los periodistas está acostumbrado a llevar en ocasiones por ser académico pero que a veces le recuerda al conde Drácula, el escritor recordó que desde niño tuvo necesidad de escribir para contar lo más ajeno a lo que le sucedía y cómo esto le producía un efecto beneficioso. Y «el libro que escuché con mayor deleite y aprovechamiento, en alguna de aquellas versiones apropiadas de nuestros clásicos, fue Don Quijote de la Mancha, y puedo recordar muy bien la mañana de su primera lectura», ha recordado Luis Mateo Díez.

Don Quijote fue creándole como escritor que los seres de ficción tenían «una incierta imagen quijotesca, una atrabiliaria fisonomía de perdición y extravío, a la que no era accidental la fragilidad de su voluntad luchadora por la vida, el afán de vivirla y sobrellevarla con el rendimiento de la generosidad». Díez explicó que se encuentra ahora literariamente «con la inquietud de un octogenario de salud razonable, y conciencia de las ausencias correspondientes, ya que la edad que procura supervivencia hace irremediable a la vez el curso de las desapariciones».

También intervino el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que destacó que en el universo inconfundible creado por Mateo Díez en sus libros «brillan lo cervantino y lo universal de la tradición oral». Porque es «un gran conversador, amante del trato con sus amigos, que son muchos y buenos, y goza del don de saber contar historias», lo que plasma en sus obras con un lenguaje «personalísimo» que bebe del «filandón de su infancia», de estas reuniones durante las noches de unos inviernos que eran larguísimos y muy duros. Devoto y fiel amante del cine, para el escritor, la ficción es «más interesante que la vida misma», como resaltó el ministro, que destacó los personajes «idealistas, quijotescos» y héroes del fracaso que pueblan sus historias, que también contienen «manifestaciones de un humor que se asienta con frecuencia en lo tragicómico».

El rey se remitió a esa definición de «formidable creador de mundos y de territorios imaginarios» que corrobora con su escritura que «la ficción es una parte imprescindible de la existencia».Felipe VI, junto a la reina Letizia, presidió la entrega del máximo galardón de las letras en español en la tradicional ceremonia celebrada en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid). «Novelista excepcional» que acrecienta «el legado de los grandes fabuladores de la literatura universal» fue otra de las definiciones de Felipe VI respecto a Luis Mateo Díez.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, felicitó al autor y le agradeció que haga «viajar, soñar y disfrutar» a los lectores de la mano de los personajes de sus libros y de su «imaginación desbordante». A la llegada y a la salida del Paraninfo, el presidente del Gobierno ha recibido algunos abucheos e insultos. Como es habitual, la tuna de la Universidad de Alcalá de Henares despidió a los reyes y al resto de la comitiva.

Judith Piquet, Fernández Mañueco y Nicanor Sen. FERNANDO VILLAR

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