Diario de León

ADIÓS A UN CLÁSICO DE LA LITERATURA

La extraña relación de Mario Vargas Llosa con León

El escritor y premio Nobel peruano, fallecido en Lima, estuvo en León en una única ocasión para visitar la Catedral

Una imagen antigua de Mario Vargas Llosa en una conferencia en México.

Una imagen antigua de Mario Vargas Llosa en una conferencia en México.Jacqueline Casteñon

Verónica Viñas
León

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Fue una visita extraña y casi secreta. El escritor Mario Vargas Llosa, fallecido en la madrugrada del lunes (hora española) en Lima, viajó a León —que se sepa—, únicamente en una ocasión, el 3 de julio de 1997. El autor de La ciudad y los perros, acompañado por segunda esposa —y prima— Patricia Llosa, apenas permaneció 24 horas en la capital leonesa. Visitaron la Catedral y se alojaron en San Marcos. El autor de Lituma en los Andes había estado la víspera en los cursos de verano de la Fundación Duques de Soria, donde había expresado su interés por conocer León. En esta ciudad firmó autógrafos por la calle, reconocido por numerosos lectores.

Amante de la comida rápida

Una ‘leyenda urbana’ cuenta que el escritor le preguntó al personal del Hostal de San Marcos si en León había algún McDonald’s. El empleado, sorprendido, le indicó que en el parador había un espléndido restaurante. Sin embargo, el autor de Conversación en la catedral insistió en ir a almorzar a la cadena de comida rápida, porque tenía la política de no hacer experimentos culinarios cuando iba de viaje y porque esas hamburguesas eran iguales en todo el mundo, le confesó al atónito trabajador del Hostal.

Vargas Llosa, por exigencias de la Paramount, firmó como codirector de la adaptación al cine de su novela Pantaleón y las visitadoras, junto al realizador leonés José María Gutiérrez, conocido en su faceta de pintor como Valdesaz. El premio Nobel Mario Vargas Llosa, a quien Valdesaz conoció en sus primeros años en París, escribió del cineasta leonés: «Era generoso, limpio de espíritu, noble, terco, leal y de una franqueza que se parecía a la brutalidad. Yo me burlaba de él citándole a Vallejo: «Español de puro bestia». Entre tanta gente que me ha tocado conocer, nunca me topé con nadie que fuera tan naturalmente íntegro como José María, tan transparente, tan impráctico, tan sin dobleces y, por eso mismo, condenado a romperse la crisma en todas las empresas en que se embarcó». Vargas Llosa también tuvo relación con el artista de ascendencia leonesa Eduardo Arroyo, que le hizo un retrato-collage. En 2008. Las mil noches y una noche, la personal adaptación de Las mil y una noches de Mario Vargas Llosa, supuso el regreso al teatro del escritor, bajo la dirección de Joan Ollé, con escenografía de Eduardo Arroyo e interpretada por Aitana Sánchez-Gijón y el propio escritor peruano.

El premio Nobel mantuvo una relación cercana con los escritores y académicos Luis Mateo Díez y José María Merino. Tras un evento en el Palacio Real, Vargas Llosa tomó del brazo al creador de Celama y le confesó que estaba leyendo su libro La fuente de la edad y que le gustaba mucho. El 9 de octubre de 2012, el poeta leonés Antonio Gamoneda, junto a Vargas Llosa, ambos premios Cervantes y ubicados en las «antípodas» políticas, recibieron un homenaje en la Biblioteca Nacional, que celebraba su 300 aniversario. Gamoneda estuvo brillante y el autor peruano alabó la intervención del autor del Libro del frío.

«Fue en el buen sentido de la palabra, bueno. Y en el sentido cervantino, discreto y liberal. Adiós, amigo. Adiós, donaires», le recordaba ayer en la red social X el escritor leonés Andrés Trapiello.

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