Diario de León

Clara Obligado: «El pesimismo es una actitud muy conservadora»

La escritora Clara Obligado.

La escritora Clara Obligado.manolo yllera

Verónica Viñas
León

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Nacida en Argentina y exiliada en España desde los años setenta, Clara Obligado se declara «optimista por decreto». Presenta en León su último artefacto literario, Todo lo que crece (Páginas de Espuma), una suerte de ensayo donde la escritora aborda temas como el tiempo, el exilio, la escritura, la naturaleza, el feminismo y la vida misma. Un canto a todo lo que crece. La cita es mañana en la librería Literatessen, a las 20.00 horas.

—’Todo lo que crece’... ¿lo destruye el hombre?

—No necesariamente, también el hombre crece. El hombre es parte de la naturaleza.

—Con un negacionista del cambio climático en la Casa Blanca, ¿qué futuro nos espera?

—Si nos centramos en el pesimismo, evidentemente no tenemos solución. Yo creo que el lugar de la cultura donde me siento incorporada sería pensar salidas y soluciones. Somos la gente que puede imaginar. Por eso, justamente, este tipo de gobiernos atacan la cultura, pero, sin una esperanza razonable, no podríamos siquiera pensar en el día de mañana. Mi postura es de un optimismo razonable.

—Fue una pionera de los talleres de escritura. ¿A cuántas personas has enseñado a escribir?

—Hace algunos años conté y llegué a 5.000 y decidí dejar de contar, porque era demasiado. No sé si les he enseñado, he tratado de enseñar, que es distinto.

—¿Cree que Argentina ha cerrado mejor las heridas de la dictadura que España?

—Sí, sin duda. En Argentina se ha hecho un trabajo que a mí me enorgullece. Ahora está el caso del Eternauta, que ha vuelto a abrir heridas y el debate. Es evidente que no ha sido suficiente. Hay que continuar porque sigue habiendo generaciones que coquetean con el autoritarismo más brutal. Es un trabajo que hay que hacer siempre y que en España no se ha hecho en absoluto. Me parece que es una cuenta pendiente en España.

—Con personas como Trump, Putin, Netanyahu o Milei dirigiendo el mundo, ¿cabe alguna esperanza?

—Hay pequeñas cosas donde sí se está generando una cultura muy interesante. Evidentemente, habría que pensar un poco más cuando se vota. El mundo siempre es un lugar difícil; esto no es nuevo.

—Usted tiene 75 años, ¿a esa edad cambia la perspectiva de las cosas?

—Sí, yo creo que siempre va cambiando, a menos que seas una persona muy tensa. La edad te quita cosas y te da otras. El otro día leí que las mujeres somos felices a los 70, y es verdad. Te quitas muchas cosas que no eran muy interesantes, como los tacones, por ejemplo. Y tienes una perspectiva y un estado mental que está bien. Tenemos una visión edadista del mundo. Mi edad es una edad muy interesante. Yo recomiendo transcurrirla y hacerlo con alegría, porque es una época donde uno puede devolver cosas que ha recibido, puede relacionarse con la gente de otra manera. Tienes muchísimas menos tensiones. Me parece un momento interesante en la vida.

—’Todo lo que crece’ destila esperanza. ¿Es una optimista radical?

—Soy una optimista radical por decreto. Creo que si uno pretende cambiar un poco el transcurso del mundo, con la soberbia que encierra esta frase, es con optimismo, porque apenas podemos mover un poquito las cosas. El pesimismo es una actitud muy conservadora y, a pesar de sus discursos aparentemente progresistas, el pesimismo es una estrategia muy peligrosa y hay que asustarse. Creo que hay que centrarse en aquello que día a día podemos ir haciendo; me parece más inteligente. Esa es mi postura, que es una postura modesta. Además, yo trabajo en la literatura, que es la capacidad de crear con imaginación. Si fuera pesimista, no me daría la invención ni para escribir un libro.

—¿Qué le da la escritura que no le da la vida?

—Muchísimas cosas; y la vida, también. Los que escribimos tenemos muchos problemas, pero, por otro lado, es algo muy grato. Uno no se explica que trabajemos tanto y hagamos tanto en algo que nos da tan poco a nivel material. Sin embargo, nos da a nivel espiritual o de entender y comprender; nos da un regalo que solo quien escribe lo sabe.

—Es la reina del relato breve. ¿Es más difícil contar una buena historia en pocas páginas?

—Sí. Es como un insulto breve. Es difícil. Una declaración de amor breve es difícil. La brevedad, como decían los clásicos, es la madre del ingenio. Creo que lo que puedo escribir con pocas palabras, que lo rellene el lector con su silencio. Me interesa mucho que lo que escribo lo complete el lector; entonces, no necesito 600 páginas. No hay que decírselo todo, hay que dejar que vaya completando la historia.

— ¿Para un escritor es más importante leer o escuchar?

—Sin lectura, no hay escritura. Lo contrario es una fantasía del famoso de esta época, que se puede llegar a las cosas sin ningún esfuerzo. No es así. En realidad todo lo que escribimos es parte de todo lo que ha escrito otra persona antes y otras generaciones, empezando por el idioma. El idioma no es nuestro, es prestado. Sin la lectura no habría escritura o sería una escritura tan pobre que carece de interés.

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