Diario de León

El Auditorio de la ciudad acogió ayer la primera sesión del Congreso de Artes Escénicas de Castilla y León

El gremio de actores denuncia su «patética» situación laboral y legal

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Emilio Gancedo - LEÓN.
León

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El segundo Congreso de Artes Escénicas de Castilla y León, que alberga hasta mañana el Auditorio Ciudad de León, comenzó ayer a debatir las condiciones en las que se desarrolla la labor diaria de los trabajadores del teatro en la comunidad y a intentar colocar las bases para el establecimiento de un acceso regulado a esta profesión. Los principales problemas del gremio desvelados en esta primera jornada giraron, principalmente, en torno a la situación laboral y legal de actores y compañías, y así, la actriz y escritora María Ángeles Jiménez, una de las ponentes en la presentación del Congreso, aludió a lo «desdibujado» que se halla la figura del profesional de las artes escénicas en Castilla y León. La «gran inestabilidad» de sus puestos de trabajo y la «dificultad» que entraña el llegar a contar con aspectos básicos de todo trabajador como el sueldo fijo o la seguridad social fueron los caballos de batalla de su intervención. El panorama que esbozó respecto a las posibilidades de acceso a la profesión por parte de un leonés o un castellano dentro de su comunidad no pudo ser más desalentador: «Las productoras cinematográficas no existen, ni tampoco los estudios de doblaje. La televisión no emite programas de producción propia, y la publicidad ignora sistemáticamente a los actores». Los grupos de teatro se ven, así, como el único lugar en el que desarrollar su actividad, aunque también ahí choca «con condiciones laborales penosas», muy escasos contratos firmados, y con la escasa estabilidad de las diferentes agrupaciones. «Además, la Red de Teatros no cuenta con compañías estables o residentes». El único cauce podría ser, a su juicio, «la creación de empresas propias», pero ese extremo depende «del beneplácito de la administración». Además, ofreció cifras: los profesionales más privilegiados cobraron, de media en todo el año pasado, el equivalente «a 60.000 pesetas». Ante este estado de cosas, Jiménez no dudó en calificar la situación de «triste» y «patética» y no le extrañó que los actores «opten por marcharse de Castilla y León». Además, otros problemas del sector reseñados fueron la «indefinición» del Centro de Artes Escénicas de Salamanca y de la Fundación Siglo, como señaló el director de escena Fernando Urdiales, quien denunció «el fascismo de la política cultural de la Junta», la «falta de cauces democráticos para que los profesionales del teatro puedan dar su opinión ante las autoridades», y también las «subvenciones ínfimas». Para Urdiales, la única promoción cultural del gobierno autonómico es la que redunda «en su propio autobombo» y que se centra en productos de dudosa calidad «como Café Quijano». Una de las soluciones propuestas fue el establecimiento de centros de formación serios y profesionales.

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