El Reina Sofía revisa la «pasión española» de André Masson

Surrealista temprano y de ida y vuelta, padre del automatismo pero también cubista, expresionista y casi abstracto en su última etapa, André Masson (1896-1978) atravesó y dejó huella en los ismos más notables del siglo XX. El museo Reina Sofía recorre ahora la variada e intensa obra de este destacado artista francés, muy vinculado a España, en la más importante muestra que se el dedica en el último cuatro de siglo. A pesar de la intensa vinculación y el sostenido interés de Masson por España -se casó en Barcelona con una catalana, allí nacieron sus dos hijos, y residió en Tossa de Mar- su obra apenas se había visto en nuestro país, con la excepción de algunas muestra colectivas sobre el surrealismo y una pequeña retrospectiva en Barcelona. La exposición del reina es «la más ambiciosa y la mejor hasta ahora» según el hijo del artista Diego Masson. Comisariada por Josefina Alix, reúne casi 150 piezas entre pinturas, dibujos, esculturas y documentos, algunas de ellas inéditas. En cartel hasta el próximo 19 de abril, la selección pone su acento en esa intensa filia española de André Masson, amigo íntimo de Manuel Hugué en Cataluña, con su taller parisino paredaño del de Joan Miró, admirador de Juan Gris y que recorrió buena parte de España pintando tipos y paisajes, en los años anteriores al estallido de la guerra civil y tras el inicio de la contienda. Asistió a la presentación Diego Masson, hijo del pintor y compositor, y feliz por la muestra «más bella, ambiciosa y completa realizada sobre la obra de mi padre». «Siempre le apasionó la literatura española y fue un gran lector de Cervantes, Góngora, Quevedo, San Juan de La Cruz o Santa Teresa de Ávila», recordaba el hijo del artista. «Creía que la mitología seguía viva en el pueblo español y que el símbolo de esa riqueza mitológica eran las corridas de toros que tanto le interesaron», reflexionó.