Diario de León

Periodista y escritora

«Es injusto que el mundo olvide a los saharauis porque son pacíficos»

Periodista y ahora escritora con todo derecho, Patricia Cazón presenta el próximo miércoles en Madrid el libro «Lágrimas de arena», la intensa historia de Aicha Embarek

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Emilio Gancedo - león
León

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Pocas personas como ella han pasado por la redacción del Diario de León, pocas con tanto entusiasmo, tanto optimismo y tanta arrolladora vitalidad: a pesar de su juventud, Patricia Cazón experimenta una especie de trance al comenzar a escribir; es una pasión desmedida la que la consume a la hora de enfrentarse a la página en blanco: sus primeros reportajes los escribió durante varios veranos en el Diario sobre mil temas distintos (desde las fiestas de los pueblos de León a cualquier asunto en el que bucear y extraer el rostro más humano); después tocó a las puertas de El País y también el gigante se rindió a su ímpetu. Los últimos episodios de su fulminante trayectoria pasan por su trabajo en el diario As y por la edición de Lágrimas de arena (Grup 62-El Aleph), su primer y emocionante libro, un intenso relato sobre la vida y la lucha de Aicha Embarek, la joven saharaui que vive y estudia en El Bierzo. Y todo ello a sus 24 años. Ahí es nada. -¿Cómo fue tu primer contacto con la historia de Aicha Embarek? -Fue el año pasado, cuando estaba preparando para El País Semanal un reportaje sobre los niños saharauis que llegaban a España; sus problemas, sus enfermedades, si había clínicas especializadas que los atendieran, etc. Y una compañera del Diario (Rosa Martín) me sugirió la idea de contar algo sobre Aicha. 15 días antes de que ella llegara desde los campamentos a España, me presenté en su casa y conocí a sus «padres» del Bierzo. En seguida dejaron de ser una «noticia» o una «información» para mí, ¡me parecieron tan buena gente que me impliqué por completo en su historia! -Incluso cuando llegó Aicha fuiste a esperarla a Barajas, ¿verdad? -Sí, y con esa llegada, que fue muy emocionante, escribí el artículo para El País . Justo al día siguiente tenía un mail de la editorial: querían que escribiera un libro sobre Aicha. No me lo podía creer: ¡había comenzado tantas veces a escribir un libro! Pero a la tercera línea los personajes dejaban de ser personajes y a la quinta la historia se desinflaba: notaba que la tarea me quedaba demasiado grande, por eso tenía claro que el primer libro que escribiese sería porque me lo hubieran encargado. -Supongo que te causaría una alegría enorme... -¡Es que todavía no me creo que lo haya escrito yo! Lo sigo viendo desde fuera, y me produce una especie de cosquilleo verlo colocado en una librería. Pero lo que más satisfacción me causa es la ilusión de la gente que me rodea: esa alegría me ilusiona más que mi propia ilusión. -¿Qué es lo que más te sorprendió de la historia de Aicha? ¿Qué te ha aportado su ejemplo? -Lo que más, su capacidad de lucha: te enseña que, como dice Paula Coelho, cuando deseas algo realmente, si lo quieres de corazón, todos los elementos del universo se confabulan para que lo consigas. Sobre todo me impresionó su fuerza, su lucha constante por la libertad, que es lo que en el fondo ansiamos todos. No quiere que la encajonen y lucha por poder tomar sus propias decisiones. ­-¿Qué te resultó más difícil a la hora de escribir «Lágrimas de arena»? -Lo más difícil, corregirlo. Estuve conviviendo unos quince días con Aicha en su casa de El Espino, desplazándome continuamente entre León y Ponferrada; y después escribí el libro en tan sólo un mes. Pero del primer texto al que luego se publicó va un mundo, son dos libros diferentes. Ahí Yuma, que es una persona excelente, me ayudó mucho, pero también tuve que sacar mi propia capacidad de autocrítica. Incluso ahora sigo descubriendo cosas que no me gustan, supongo que cuando me descubra a mí misma de verdad como escritora lo podré volver a leer. -¿Cuál es tu opinión acerca de la situación política actual del Sáhara Occidental? -El plan Baker es un paso atrás total. En mi opinión, Marruecos sólo cederá el territorio si de alguna manera pueda seguir teniendo poder sobre él. Pero es que el país pertenece a los saharauis, es de ellos. A veces me pregunto que si los saharauis fueran un pueblo violento, si emplearan la Intifada como los palestinos, el mundo les miraría y prestaría atención a su problema. Y esto es terriblemente injusto. La única solución pasa porque Marruecos recule y reconozca al Sáhara, lo cual es muy difícil por los intereses que hay sobre el territorio: petróleo y riquezas minerales. -¿Cómo es Aicha? -Es una persona muy luchadora; la verdad es que es como tú y como yo, tiene ilusiones, quiere estudiar, ser alguien el día de mañana, es increíblemente hacendosa, y tiene una risa preciosa. La verdad es que es mi amiga. Es alguien especial. -¿Cuál es, en el fondo, el problema de su historia? -Pues que sus padres pertenecen a una cultura distinta de la nuestra. Para ellos, lo ideal sería que Aicha estuviese en la jaima cuidando de su familia, no entienden que ella quiere estudiar una carrera y luego volver para serle útil a su pueblo. Ella, como cualquiera de nosotros, quiere seguir su propio camino, pero ellos son muy tradicionales y no están educados de esa manera. Los niños saharauis llegan a Europa y ven todas estas posibilidades, pero no por ello se les debe impedir venir: es un asunto muy complejo. Por otro lado, el Sáhara no debe quedar sin gente joven, es necesaria para cuando se celebre el tan esperado referéndum.

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