Diario de León

El congreso de arqueología romana advierte que aún se está a tiempo de salvar el yacimiento

Los arqueólogos municipal y de la Junta se enzarzan por el Principia

La compensación del Ayuntamiento al promotor se plantea como solución para no enterrar los restos

El congreso de arquitectura militar romana concluyó ayer en la Universidad de León

El congreso de arquitectura militar romana concluyó ayer en la Universidad de León

León

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El diálogo entre arqueólogos, administraciones y constructores fue la propuesta inicial que se planteó en el congreso de arqueología militar romana como única fórmula para salvaduardar a la vez los intereses económicos y los históricos. Diálogo no, sino disputa, agria en varios momentos, fue la conclusión del encuentro de expertos, que anoche dieron por finalizado el congreso. El toma y daca entre el arqueólogo de la Junta, Julio Vidal Encina, y el del Ayuntamiento, Victorino García Marcos, salpicado por intervenciones de profesionales cuyos enfrentamientos vienen de lejos, se saldó sin más conclusión que el mantenimiento inicial de la postura de cada ponente. A lo largo de los tres días de congreso han sido varios los arqueólogos que han destacado la importancia de los restos del Principia localizados en el solar de San Pelayo, y han abogado por su conservación. Son una herencia única en la península para estudiar el pasado de los campamentos romanos. Ayer mismo, poco antes del turno de preguntas y debate, Julio Vidal y María Luz González presentaron una comunicación sobre las últimas hipótesis de las excavaciones de este yacimiento. Después, García Marcos acusó al arqueólogo de la Junta de no defender los intereses del patrimonio leonés, al recordar que la Comisión Territorial de Patrimonio hizo prevalecer los derechos del constructor del solar donde se ubican los restos. La decisión oficial al respecto es enterrar el yacimiento, y construir en el edificio a levantar una zona musealizada que explique lo que hay debajo. El organizador del congreso, Ángel Morillo, intentó zanjar la disputa con una reflexión: «El pasado es muy importante, pero debe interesarnos más el futuro. ¿Estamos aún a tiempo de conservar estos restos, de evitar su destrucción?». Parece que el camino a seguir está claro: el Ayuntamiento está dispuesto a compensar económicamente al promotor si no entierra los restos, de hecho mantiene conversaciones con él; la Junta no se opondría a esta solución y el promotor está negociando. ¿Qué impide entonces llegar a un acuerdo que satisfaga a todas las partes? Esa es la gran pregunta que quedó sin contestar anoche.

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