Diario de León

| Entrevista | Antonio Gamoneda |

«Los chicos del coro» arrasan «Me da miedo morir a destiempo»

El escritor leonés presentó su último libro, «Esta Luz», en el Círculo de Bellas Artes, arropado por la presencia del presidente del Gobierno y de su esposa, Sonsoles Espinosa

El poeta leonés Antonio Gamoneda en el Círculo de Bellas Artes

El poeta leonés Antonio Gamoneda en el Círculo de Bellas Artes

León

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El director y el protagonista de la película Los chicos del coro , Christophe Barratier (dcha) y Gerard Judnotm, presentaron ayer en Madrid el filme, candidato a tres premios del Cine Europeo . | efe Definitivamente, Antonio Gamoneda es un hombre forjado en la desgracia. Su humildad, en un ámbito como el literario, copado de «cortesanos», ha vuelto a dejarle con el regusto amargo de un premio que, esta vez, parecía incuestionable. No le dieron el Premio Cervantes, que habría sido la culminación a más de medio siglo de buena poesía, de una poesía que ha marcado caminos y abierto sendas en épocas estériles. En su contra jugaba el hecho de ser leonés. En los tiempos que corren cualquier leonés que triunfe por méritos propios está bajo sospecha, máxime si, como en el caso de Gamoneda, hay una relación de amistad -aunque venga de antiguo- con el actual presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien acudió ayer a escuchar a su amigo poeta en la presentación que el autor de Descripción de la mentira hizo de su nuevo libro, Esta luz, en el Círculo de Bellas Artes. Periodistas apostados en la puerta, preguntaron al presidente qué opinión le merecía el ganador del Cervantes, Rafael Sánchez Ferlosio. Zapatero no entró «al trapo» y elogió la elección. Gamoneda en ningún momento hizo referencia a la concesión del Cervantes, agradeció la presencia de Zapatero y de su esposa, Sonsoles Espinosa, y dijo que su nueva obra es «un libro humilde». Leyó a continuación una decena de poemas. -¿Ha llegado a los 73 años sin ningún rencor? -Sí, es un trabajo que no me he tomado. -¿Los poetas son los que mejor prosa escriben? -No hay ninguna razón. Es posible que escriban buena prosa, pero no conozco a ningún poeta que escriba prosa a la altura de los grandes. -¿Por qué la muerte le ha obsesionado siempre? -Me acompañó desde que empecé a tener conciencia, con la desaparición de mi padre y la Guerra Civil. -­¿Le debe algo a la religión? - No creo. -¿A su nieta le lee poemas? -No; al menos, no míos. Es posible que le haya leído alguno de Lorca, por ejemplo. -¿Qué ve cuando vuelve la vista atrás? -Cansancio, trabajo y tiempo perdido. También, algunas cosas importantes y buenas. -¿Qué le ha perdonado a la vida? -Que quizá me hiciera entrar en la vía del trabajo duro muy pronto, pero eso se convirtió en una experiencia positiva. -¿Por qué la fama le ha traído siempre sin cuidado? -No sé lo que es y lo que alcanzo a ver no me encandila demasiado ni me produce deseos. Es algo secundario. -¿Cuánta piel se ha dejado en los libros de poesía? -Bastante, porque ese ha sido el trabajo más duro y también el más feliz que hay en mi vida. Se habrá quedado un buen porcentaje de corazón. -¿Recuerda el primer poema que leyó y qué edad tenía? -Leía poco menos que deletreando y tenía cinco años. -¿Y el poema? -Era de mi padre. -¿Qué queda de aquel niño-contable que ganaba 89 pesetas? -Sí, efectivamente ese fue el primer sueldo que gané. Es una de las cosas que le he perdonado a la vida. -¿Y queda algo de aquel niño? -Sí, queda algo, pero no estoy muy seguro de lo que es. Yo tengo un buen recuerdo de aquel chico. -¿A la guerra le debemos que su poesía fuera tan rebelde en un principio? - A la guerra no se le debe nada; en todo caso, tiene la culpa de que mi poesía haya sido áspera. -¿Le gustó la versión que hizo Loquillo de su «Blues castellano»? -¡Qué horror! -¿Conserva el miedo de haber sido un niño de la guerra? -Sí, pero transformado en otro tipo de miedo. La guerra me impregnó de las toxinas del miedo desde muy temprano. -Y ahora, ¿qué le da miedo? -Morir de mala manera, a destiempo y sin haber hecho cosas que me quedan por hacer. -Hubo una época en la que le tacharon de ser un escritor rojo de provincias... -Ahora ya no tiene razón de ser. -¿Cuántas veces reescribe cada poema? -No sé. Algunos, hasta una docena de veces; otros, han salido de la primera mano, pero muy pocos. -¿La poesía debe sonar siempre a música? -No se trata, exactamente, de sonar, sino de ser música. El pensamiento poético es musical en su origen. -Siempre ha tenido grandes amigos en el mundo intelectual y además le etiquetan de poeta culto. -Culto, no; de culto, que es una clasificación para el que no es famoso pero tiene una pequeña parroquia fervorosa. -¿Maneja el ordenador? -Ni bien ni mal, como una máquina de escribir. -¿Asistimos a un empobrecimiento del idioma? -Ciertamente; sobre todo, en la juventud. -¿Ve la televisión? -Sí, es un descanso que suele estropearlo la propia televisión, con sus estupideces y crueldades. -¿Sólo escucha jazz o le gustan otras músicas? -Me gusta el jazz, pero estoy interesado en la música desde sus orígenes. -En alguna ocasión ha dicho que no tenía claro si era surrealista... -Sigo opinando que no lo tengo claro, pero me inclino a pensar que no soy surrealista.

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