Mucho que aclarar

DESDE QUE el entonces consejero de Cultura, Tomás Villanueva, presentó en mayo del 2003 la lista de las primeras 394 obras adquiridas para el gran museo de la modernidad que pretende ser el Musac, nada se ha sabido de nuevas compras, aunque haberlas, las ha habido; y, al parecer, en cantidad. La consejera Silvia Clemente, que mañana vendrá a inaugurar el edificio, debería aclarar algunos temas. En primer lugar, si es cierto que envía a «grupitos» de feria en feria a exóticos lugares como Brasil, en busca de obras de lo más «in», y si eso ha costado un potosí. En segundo lugar, si estos gastos los van a hacer públicos o quedarán «camuflados» dentro de la partida destinada a la compra de arte. Y si el hecho de que sea una fundación (la Fundación Siglo) la que va a regir el Musac favorecerá una gestión menos «transparente» de la que cabe exigir a otro tipo de instituciones, como la propia Junta; por ejemplo, en el tema de los contratos del futuro personal. Que la consejera inaugure hoy el edificio vacío es tema aparte. El gesto puede interpretarse como un deseo de la Junta de rentabilizar (con varias fotos de los políticos) la conclusión del Musac, pero también como un intento por encubrir el gran retraso sobre las fechas previstas. Igualmente habrá quien opine que es un acierto que la ciudadanía admire el edificio, ciertamente bonito, porque el contenido, a muchos, a buen seguro que les va a espeluznar. Y, de paso, ¿cuánto ha costado el buzoneo para que Clemente invite a la ciudadanía a visitar el Musac?