Diario de León

¿Quo Vadis, concertino?

La Orquesta de Castilla y León, a las órdenes de Alejandro Posada, brindó un concierto vibrante en el Auditorio

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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El tercer concierto de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, dentro de su temporada de abono, tuvo lugar el pasado sábado en el Auditorio Ciudad de León, con un aforo que no sobrepasó las noventa personas, pese al excelente programa elegido y a la calidad de la solista que en esta ocasión les acompañó. Sin entrar en demasiados detalles sobre lo acertado o no de sacar del abono anual del Auditorio los conciertos de la sinfónica comunitaria, lo cierto es que los resultados, a juzgar por las localidades vendidas en cada una de las tres actuaciones hasta ahora programadas, son desoladores, pues rondan el centenar de asistentes, una cifra que no hace justicia a las excelencias de los programas escuchados. ¿Causas? La principal y determinante la drástica subida del precio de las localidades, de seis euros en la temporada anterior a 12 y 18 en la actual. No entramos a valorar si este o aquel concierto vale lo estipulado, que seguro que lo vale, pero en una ciudad donde además de contar con una orquesta sinfónica propia, con una programación estable de sesenta conciertos al año sólo en el Auditorio, por el que pasan algunas de las mejores orquestas y grupos de cámara del mundo, el querer vender una orquesta que pagamos todos a esos precios es cuanto menos irreal. Esta política podría haber resultado efectiva cuando no existía el Auditorio, pero con el overbooking de orquestas que tenemos cada temporada, además de los conciertos mensuales de nuestra propia sinfónica, y a la vista están los resultados, tal política está fuera de lugar. Pero doctores tiene la Orquesta de Castilla y León que lo sabrán valorar. No es de extrañar pues, que ante tan desalentador panorama, los profesores tengan prisa en despachar los programas y se levanten, a indicación del concertino, antes de que los aplausos se apaguen por completo en la sala. Algo insólito y que, en el concierto que nos ocupa, ocurrió ante el asombro del casi centenar de espectadores. No es la primera vez que esto sucede con esta formación, en la que las prisas merman los excelentes resultados que en otras condiciones obtienen, pero ahí están las hemerotecas para confirmar mi aserto.

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