«Singapur»

Y A TODO esto, ¿dónde está Singapur? El gran despliegue de nuestros canales no consideró oportuno informarnos. Ni falta que hacía, porque lo que estaba pasando en Singapur podía estar pasando en cualquier otro lado. Y en realidad lo único importante era que ahí, en esa pequeña isla malaya, como de Sandokán enriquecido especulando en Bolsa, iban a decidir quién organizaba los Juegos Olímpicos de 2012. A los españoles en general y a los madrileños en particular llevan meses dándoles la tabarra con la candidatura de Madrid. Tanto han insistido, que la gente, siempre dúctil, ha terminado por mirar con simpatía la cosa. Y ahí estaban todos, ayer por la mañana, con sus programas especiales, sus conexiones en directo y sus enviados al jet-lag y al caos horario transoceánico. Antena 3 había instalado un plató en la Plaza Mayor de Madrid. Telecinco había desplegado una edición ad hoc de «La mirada crítica» y había puesto a Ana Rosa a cuidar del jardín noticioso, con entrevistas y testimonios. TVE, primero en La 2 y en TVE-1 después, había colocado al frente del evento a una veterana de la cosa olímpica: María Escario, que condujo un largo programa especial desde las diez de la mañana hasta la hora fatal. Ésta llegó antes de lo previsto: después de que cayeran Moscú y Nueva York, cayó Madrid. Y ahí se derrumbó el castillo de naipes, trabajosamente construido a base de obras públicas y promoción publicitaria, y coronado con el acento sobresdrújulo de Zapatero («séguridad») en directo para todos los hogares. No es posible decir que nuestros canales acogieran la noticia con frío temple. De hecho, dio la impresión de que todos estaban convencidos de que «íbamos a ganar» y no supieron bien cómo reaccionar ante la contrariedad. El «periodismo-supporter» funciona bien en los climas ascendentes, pero se descompone muy deprisa cuando baja la temperatura. Poco a poco, entre las nieblas del estupor, empezaron a oírse en los corrillos los primeros comentarios: han descartado a los escenarios de grandes atentados, lo mejor es que no haya ganado París, Blair lo ha hecho mejor que Zapatero La más animosa -y es que en esto, como en casi todo, la veteranía es un grado- fue María Escario, que recogió el balón del fondo de la portería, miró fiera a la triste grada y proclamó: «Ahora es cuando empieza todo, esto sólo es el principio». Hubo un tiempo en que el Alcoyano fue célebre por su fortaleza moral: «Tienes más moral que el Alcoyano», decían. Hoy cambia el adagio al paso del fenómeno televisivo: «Tienes más moral que María Escario». O sea que vamos al 2016. Con María Escario.