«Dejé la química por ser un vocacional absoluto»

Como otros tantos veteranos que recalan en series de televisión, Antonio Canal, el nuevo sacerdote del barrio en Cuéntame cómo pasó, tiene una sólida tradición teatral. Este actor barcelonés, que perteneció a las compañías fundacionales del Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, está acostumbrado a mudar de piel en su trabajo. Recientemente dio vida en la escena al médico de Hitler y a renglón seguido está consiguiendo moldear al padre Froilán. -¿Cómo evolucionará este sacerdote en la serie? -Se le verá manifestarse ya no como el clérigo que utiliza los mandamientos para adoctrinar, sino como el hombre que de una forma humana intenta mejorar socialmente el barrio. -¿Cómo actuará su personaje cuando le planteen el uso de preservativos? -No ha salido en ningún capítulo, pero es que estamos en 1973 y aún estaba lejos la plaga del Sida. Estaría en contra, como del divorcio, del que empezaba a hablarse en la época. -Se abordará la muerte de Carrero Blanco ¿Qué dirá el padre Froilán? -En los capítulos que ya hemos grabado todavía no se conoce el asesinato. Pero ahí habrá algo muy delicado, porque el episcopado vasco acogió en principio la oposición a Franco en sus iglesias y, en algún sentido, apoyaba el movimiento independentista, aunque luego variaron su postura. El padre Froilán todavía no ha llegado al atentado, pero espero que los guionistas me reserven algo. -¿Usted cree que la serie es fiel a lo que ocurrió? -Por supuesto. Se maneja una amplia documentación y algunos de los guionistas vivieron la época en primera persona. La serie tiene que ser fiel a los hechos y mantener un equilibrio. -Usted tiene un currículo aplastanteen teatro, ¿nunca tuvo oportunidad en la televisión? -Con salir en un primer plano en uno de los capítulos significa una popularidad que nunca se consigue en el teatro. La televisión es un escaparate muy estimable, pero el teatro es la verdad. -¿Se sigue amando la profesión con el paso de los años? -Más que nunca. Yo soy químico industrial, pero me enrolé en una compañía y dejé la química porque soy un vocacional absoluto. Me siento muy feliz.