Diario de León

| Entrevista | Jorge Bucay |

«Siempre he creído que hay más bondad que maldad»

El ganador del premio Torrevieja de novela aconseja a sus pacientes escribir como método de curación y rechaza el calificativo de «mago de la autoayuda» con que se le conoce

El nuevo premio Torrevieja de novela es psiquiatra

El nuevo premio Torrevieja de novela es psiquiatra

Publicado por
Miguel Lorenci - torrevieja
León

Creado:

Actualizado:

No le hace gracia el título del mago de la autoayuda, pero Jorge Bucay (Buenos Aires, 1949) sabe que lo es para el común de los mortales. El afamado psicoterapeuta asegura no ser un escritor y sí se tiene por un cuentista. Acaba de adjudicarse el premio Torrevieja de novela con El candidato . Es su primera novela, un thriller político que describe el viaje del la tiranía a la democracia del general Cuevas, un dictador americano del la imaginaria republica de Santamora. «Escribir cura. Tanto como reir» advierte Bucay, un «optimista sin remedio» que busca el lado positivo de la política y reconoce haber aprendido mucho de un craso error, el plagio del que se le acusó hace dos años. -¿Es Jorge Bucay el mago de la autoayuda? -Así se me conoce, pero no lo soy. Antes que a dar respuestas, me dedico a plantear preguntas. -¿La literatura ayuda más a quien la escribe o a quien la disfruta? -Cada palabra encierra un mensaje y enviar un mensaje es una ayuda para quien lo envía y para quien lo recibe. A mi me ha servido mucho escribir esta novela y ojalá que le sirva al lector. Hablo de mi descubrimiento de la capacidad de crear una situación y unos personajes, a los que dotas de nombre y aptitudes y que crean una vida propia. Es un sensación mágica. Comencé a escribir animado por mis pacientes y para decirles las cosas que no podía decir en las sesiones. De ahí surgió mi primer libro. Durante treinta años he estado rumiando la trama de esta mi primera novela y he necesitado tres para escribirla. -¿Aconseja a sus pacientes escribir? -Absolutamente sí. Escribir cura. He trabajado mucho ten líneas terapéuticas basadas en la grafoterapia, en terapias de la narración, en interpretar y reinterpretar cuentos. Es un modelo terapéutico fantástico. Soy un cuentista. He dedicado mi vida a contar cuentos y a explorar los cuentos de los demás para contarlos a mi manera, para decir lo que era importante para mi. - Ha vendiendo calcetines en la calle, fue de todo antes que psiquiatra. ¿Se arrepiente de algo? -De no trabajar más tiempo de payaso. La risa es una terapia fantástica, mejor que la escritura si cabe. Escribir y reir son dos de la terapias más efectivas que conozco. -En el mundo ¿hay más bondad que maldad? -Toda mi vida lo he creído así. A pesar de que la realidad se empeñe a menudo en lo contrario. Soy un optimista sin remedio a quien le gusta creer que hay mucha más bondad que maldad en el mundo. Esta novela es, en esencia, una lucha entre el bien y el mal. - Su general Cuevas ¿tiene algo que ver con los tiranos tan tratados por la rica tradición literaria hispanoamericana? -No conscientemente. Pero no puedo dejar de recordar a Roa Bastos y Vargas Llosa, las historias que se cuentan de la realidad argentina. Lo que me impulsó a escribir fue vivir en un país como Argentina que viene de un régimen dictatorial. Vivir esa transición de la dictadura a la democracia, y el dolor que la dictadura acarreó para mi país y para tantos países latinoamericanos. Si has leído a tantos grandes autores que se ocuparon de los tiranos, la influencia existe; aunque trato de ir más allá de lo heredado, y leído. Es obvio que no tengo el arte de Roa Bastos, de Vargas Llosa o de García Márquez. Ojalá lo tuviera. Soy mucho mejor lector que escritor. -¿Qué le robó la dictadura argentina? -La vida de muchos amigos. Muchas ilusiones. La ilusión de una universidad manejada por los alumnos, por ejemplo. Es muy triste recordar tanto horror, y tanta frustración. Generó un dolor inmenso que aún persiste. El dolor por una generación que ahora comienza a rehacerse. De esa generación, de su frustración a manos de sus tiranos, ideológica, económica y de toda índole, hablo en el libro. -¿Los políticos son por naturaleza mala gente? -No. Desengañémonos. La estafa, la manipulación, la mentira, el engaño y la violencia no son exclusivas de la política.

tracking