La española Lucía Lacarra, estrella del concierto de Año Nuevo de Viena

Los valses y polcas de la familia Strauss en el tradicional Concierto de Año Nuevo, dirigido este año por el maestro indio Zubin Mehta, darán la optimista bienvenida al 2007, junto a un ballet protagonizado por la española Lucía Lacarra. Es la cuarta vez que la prestigiosa Filarmónica de Viena ofrece este evento bajo la batuta de Mehta, uno de los maestros preferidos de la orquesta, que elige por votación democrática a los directores de sus conciertos. El concierto en la Sala Dorada del Musikverein de Viena, que será televisado a más de 50 países, coincidirá el próximo lunes con el ingreso de Bulgaria y Rumanía a la Unión Europea (UE), que amplían la familia europea a 27 miembros. «Pienso dar la bienvenida (en la UE) a Bulgaria y Rumanía durante el concierto. Ya lo hice con la entrada de Austria (en 1995). Es siempre algo positivo», declaró Mehta. El maestro indio ya dirigió el más mediático de los conciertos en 1990, 1995 y 1998, y con el de este año se incluye en la prestigiosa lista de batutas que han dirigido el concierto en más de tres ocasiones, junto a Lorin Maazel y Ricardo Muti, entre otros. Mehta debutó en el púlpito de la Filarmónica en 1961, después de completar su formación en Viena, y es en la actualidad miembro de honor de la esta orquesta, considerada entre las mejores del mundo. La otra gran protagonista será la bailarina Lucía Lacarra, que aparecerá junto a su marido, Cyril Pierre, danzando con la música del «Danubio Azul», en una coreografía de Christian Tichy en la que se mezcla el vals con el ballet clásico. Lacarra es una de las mejores bailarinas españolas, así lo certifica su premio Nacional de Danza en 2005 y otros internacionales de la talla del Nijinsky en 2002, y empezará así el 2007 cumpliendo uno de sus sueños de infancia. «En mi familia siempre veíamos el concierto, y yo esperando delante de la tele como alma en pena a que llegara el ballet», declaró la bailarina rememorando su infancia. Esa impaciencia se debía a que «era una de las pocas posibilidades de ver ballet por televisión», lo que hace que su participación sea algo muy especial para ella. La bailarina, de 31 años, lleva ensayando varios días hasta la una de la madrugada para perfeccionar todos los movimientos, dado que la grabación es en directo, pero el escenario no es la Sala Dorada de la Musikverein, sino el Palacio de Schönbrunn, el antiguo castillo veraniego de los Habsburgo.