Diario de León

Doctor en Filología

«Ante todo hay que evitar que el leonés se pierda allí donde se usa»

León celebra hoy el Día de la Lengua Materna con una conferencia de este profesor y doctor de la Universidad de Salamanca titulada «Presente y futuru de la llingua»

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E. Gancedo - león
León

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Institutido por la Unesco, cada 21 de febrero se celebra en todo el mundo el Día de la Lengua Materna, una jornada dedicada especialmente a las lenguas minoritarias. Hoy en León, este día se conmemora con la conferencia que Raúl Sánchez -doctor en Filología por la Universidad de Salamanca- ofrecerá a las 20.00 en la sala Región del Instituto Leonés de Cultura bajo el título Presente y futuru de la llingua llïonesa . -Esta es la segunda vez que León celebra el Día de la Lengua Materna, ¿qué le parece la iniciativa? -Es una iniciativa muy interesante por nacer en un territorio que mantiene aún en gran parte su lengua autóctona, hoy minorizada, por lo que es sin duda digno de todo nuestro apoyo. -¿Cuáles van a ser las líneas maestras de su conferencia de hoy en León? -Primero voy a hacer una introducción general de lo que es el leonés y de dónde procede, dejando claro que se trata de una lengua y no de un dialecto. Después hablaré un poco del momento actual, del marco lingüístico en el que se sitúa el leonés y mencionando el hecho de que se trata de una lengua en serio peligro de extinción. También hablaré de los diferentes tipos de hablantes que existen, y de que el leonés, por lo menos desde el siglo XIII, ha venido sufriendo una presión muy fuerte, por un lado desde el gallego-portugués y por otra desde el castellano, lo cual ha ido erosionando y reduciendo su área lingüística. -¿Cómo ve el futuro de esta lengua minorizada? -Depende. Estamos ante un proceso abierto y hay que tener en cuenta que las lenguas pequeñas mueren bastante antes de lo que creemos. Pero por otro lado estamos mejor que otras áreas, por ejemplo, que el aragonés. Cada vez se van haciendo más cosas y ahora ya está presente en el estatuto autonómico; eso es, claramente, algo positivo. -¿De quién o quiénes depende que esta lengua no se pierda de manera irremediable? -Todo depende de la gente joven; muy especialmente de la gente joven de zonas falantes -aquellas en las que aún se habla la lengua- que se interese por la lengua de sus abuelos y que decida adoptarla. Y en la gente de las ciudades, que es donde al fin y al cabo convergen casi todos los habitantes de los tres territorios, León, Zamora y Salamanca, que acudan a los cursos y clases de leonés existentes. -¿De qué manera pueden influir en este asunto las nuevas tecnologías? -Internet plantea múltiples posibilidades, pero aún está por ver si resulta o no beneficioso para nuestro caso concreto. Por ejemplo, en el caso del luxemburgués se vio que era una herramienta muy positiva, sobre todo por lo que se refiere al acceso directo a los materiales didácticos, publicación de textos, etc. Pero no podemos olvidar a las asociaciones en defensa de la lengua, cuya labor es sumamente importante, y que precisan de un mayor apoyo institucional. -Muchos dicen que los «neofalantes» no saben hablar como la gente mayor, que no tienen acento... -Sí, eso ha pasado con todas estas lenguas. A mí me parece muy positivo que haya neofalantes, es mejor que los haya que no los haya: el futuro de la lengua, no lo olvidemos, depende de ellos; y son síntoma de vitalidad dentro de lo mal que estamos. -¿Qué opina del debate en torno a la oficialidad? -Es un tema sin duda interesante, pero no es un tema que deba preocuparnos ahora mismo. En este momento la máxima preocupación ha de ser la de poner a disposición de todos los ciudadanos que lo deseen clases de leonés, siempre optativas por supuesto; y, ante todo, evitar que el leonés se pierda allí donde actualmente se sigue hablando. -Esto último, ¿de qué manera se consigue? -Hay varias formas. Primero, llevar los cursos a esas zonas, lo cual es complicado porque los jóvenes no suelen estar allí y los mayores no se interesan por estas cosas (creen que lo que hablan es castellano mal hablado, aquí en las Arribes un chapurreau entre castellano y portugués y allí en algunos sitios del Bierzo, entre castellano y gallego, no tienen conciencia de que es leonés); así que allí lo que habría que hacer son más bien conferencias divulgativas e intentar que la gente se implique en proyectos de recogida de palabras, etc. Pero todos esos trabajos han de ser encauzados y enmarcados en un conjunto global. Esa es labor para las universidades, trabajando siempre estrechamente con las asociaciones en defensa de la lengua, sean El Fueyu (León), La Barda (Salamanca), etc. -Hay quienes tienen la opinión de que la lengua está demadiado «deshilachada», no se habla igual en Oseja que en Corporales... -Cierto, pero eso pasa en todas las lenguas. Un zaragozano y un cubano hablan los dos castellano, aunque apenas lo parezca. Nosotros hemos de trabajar con una especie de leonés de consenso, que es el que hasta ahora se ha ido impartiendo; una koiné supradialectal que, a la vez, haga posible la protección y estudio de las variantes locales... unas variantes que por cierto es bueno que existan, pues eso significa precisamente que la lengua aún está viva.

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