Diario de León

La leonesa María Move presenta «Libritos, collages y texturas» en Urueña

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ical | valladolid

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La Librería Almadí, integrada en la Villa del Libro de Urueña (Valladolid), acogió ayer la presentación de la obra de la artista leonesa María Move que, junto al gallego Pavlo Orza, dio a conocer la exposición Libritos, collages y texturas . Esta licenciada en Bellas Artes, de tan sólo 24 años de edad, es una artista multidisciplinar que actualmente enfoca su trabajo en el campo de la música y del arte plástico. Ha participado en varias exposiciones colectivas en Castilla-La Mancha, Madrid y Galicia. Experimentada Move destacó que la localidad castellana de Urueña es el lugar «perfecto» para que su obra de autor «dialogue» con el lugar y con los amantes de los libros que «busquen nuevas sensaciones a través del papel y la composición». A pesar de nacer en León y vivir durante 14 años en Palencia, es la primera vez que muestra su trabajo en la comunidad, «y la primera vez que los libritos interaccionarán con el espectador». «Creo que este es un momento importante de mi carrera artística, puesto que se suman la muestra de un trabajo muy personal y mi conexión con Castilla. Estoy contenta de poder ofrecer esta obra al público aquí y ahora», aseguró. El libro como objeto de arte Desde hace años, Move investiga el campo de los libros como objeto artístico, único, original que se expresa a través de las texturas y los elementos que lo componen. «A veces los libros contienen texto, a veces simplemente letras sueltas cuya forma es parte de un collage o que salen de una página creando frases ininteligibles», señaló. Por ello, se mostró interesada en que el librito se vea como un poema visual que el espectador comprende «a medida que palpa, escucha observa y recorre sus páginas con la mirada». La artista leonesa, integrante del Centro de Nuevas Tecnologías del Pico Sacro, a través del cual ofrece conciertos de improvisación libre en salas alternativas y centros de arte de Galicia, consideró que el problema reside en que el público está «menos» acostumbrado a reconocer un libro como obra, que una pintura, o un grabado. «Ambos reflejan el trabajo y la meditación de un artista y en ambos se percibe el movimiento, las sensaciones, el gesto de aquel. Quizá la valoración de este arte dependa también del contexto en el que se muestra al público», concluyó.

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