Diario de León

EL INVENTO DEL MALIGNO | Con detalle | | Entrevista | Concha Velasco |

Gafes La final del Eurobasket, el partido más visto de la historia

Fue seguido por 5,4 millones de personas, cifra similar al Gran Premio de Bélgica de Fórmula 1

Publicado por
JOSE JAVIER ESPARZA María Rial - redacción
León

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SE SALIÓ. O sea, es que se salió. Ese balón estaba dentro. Usted lo vio. Yo lo vi. Lo vio incluso Andrés Montes. Pero se salió. Es inconcebible. La Ley de la Gravedad no debería tener excepciones: cuando un cuerpo sólido describe una trayectoria descendente, sólo el choque con otro cuerpo sólido puede invertir su curso. Pero no hubo choque: el balón rozó el aro, se paseó por él como guiado por una mano invisible, se detuvo justo antes de entrar en la red, como si alguien hubiera puesto un maléfico tapón, y la pelota volvió a salir, sí, volvió a salir cuando ya estaba dentro. ¿Qué extraña fuerza es capaz de alterar la Ley de la Gravedad? ¿Qué misterioso influjo puede hacer que los objetos inertes se comporten como dotados de vida? ¿Quién carajo sacó el balón de la cesta de Rusia? Porque no pudo ser más dramático: dos segundos de tiempo, un solo punto de diferencia, ese tiro de Gasol tenía que decidir el partido, iba a decidirlo, iba dentro y ¡plaf!, va y se sale. Esto sí que es sobrenatural, y no las historias de los madelman paranormales que emitía TVE-1. Esto sí que es un misterio, y no las cosillas intrascendentes de Iker Jiménez en Cuarto milenio . La noche del domingo, y ayer todo el día, España era un hervidero de comentarios unánimes: ¿Quién ha sido el gafe? Había, ciertamente, muchos candidatos. Almodóvar, por ejemplo; pero a éste le habíamos visto en todos los partidos y nada extraño ocurrió. Acebes, también: pero, para una vez que la cámara le enfocó, el sospechoso agachó la cabeza buscando no sé qué en el suelo, con su habitual sentido de la inoportunidad. Seamos francos: el domingo por la noche sólo hubo una persona que nunca antes había estado en el campeonato, y que esa noche estuvo; sólo una persona, de entre todos los famosos presentes, que arrastra fama de traer infortunio a quien se le aproxima; sólo una que había aparecido en todos los canales diciendo que él no tiene la culpa de nada; sólo una, en fin, obsequiosamente entrevistada por La Sexta al llegar al estadio e interpelada en nombre de su conocida afición al baloncesto; sólo una a quien la gentil reportera preguntó qué había que hacer para ganar. Me lo decían tres SMS, tres, recibidos esa misma noche (y uno a las dos de la mañana: oprobio eterno para el desahogado): «Zapatero gafó la final de baloncesto. ¡Que se le prohíba estar en los partidos de España! Pásalo». Nadie ignora, por supuesto, que todas estas conjeturas desafían al sentido científico de las cosas: si no hay causa-efecto, no hay fenómeno descriptible. Pero ahí estaba el balón, ahí la cesta, ahí el cronómetro y ahí lo inexplicable: todo el partido por delante y, al final, gana el contrario por una flagrante violación de las leyes físicas. Pongámonos a cubierto. Baloncesto y automovilismo fueron el domingo las grandes estrellas de la televisión. La final del Eurobasket entre España y Rusia se convirtió en el partido de baloncesto más visto de la historia de la televisión en España, con casi 5,4 millones de telespectadores, una cifra similar a la cosechada horas antes por Telecinco con el Gran Premio de Bélgica de fórmula 1. Gracias al baloncesto, La Sexta marcó el mejor fin de semana de su trayectoria, con un 10% de cuota de pantalla. Exactamente fueron 5.372.000 los seguidores que presenciaron a través de la pequeña pantalla la amarga derrota por un punto de los chicos de Pepu Hernández, lo que representó un 31,3% de share. El minuto más visto de la emisión se produjo en los instantes finales del partido, cuando la medalla de oro de podía decantar de un lado o de otro, con 7.253.000 espectadores, el 41,8%. Este encuentro superó en más de un millón de espectadores el anterior récord de la selección española: 4,2 millones de aficionados siguieron la final del Eurobasket 2003 en La Primera, cuando jugó contra Lituania. El segundo gran acontecimiento deportivo del pasado domingo, el Gran Premio de Bélgica de fórmula 1, se quedó muy cerca del baloncesto. Sólo 41.000 espectadores separaron ambas emisiones, ya que la victoria de Raikkonen y el tercer puesto de Alonso fueron vistos en Telecinco por 5.331.000 seguidores. Con un 48,6% de cuota de pantalla, casi una de cada dos personas que en esos momentos estaban frente a la televisión veían la fórmula 1. Estos resultados de audiencia la convierten en la carrera más vista de la temporada automovilística desde el pasado Gran Premio de Estados Unidos el 17 de junio, con 5.359.000 espectadores. En cuanto a la historia de este deporte, la competición que obtuvo un mayor número de seguidores fue el Gran Premio de Brasil, el 22 de octubre del 2006, con 8.620.000 televidentes (56% de cuota). La Primera emitió el domingo el Gran Premio de Portugal de Motociclismo desde el circuito de Estoril. Una competición que se vio muy afectada en lo que a seguimiento de audiencia se refiere por la fórmula 1 de Telecinco, ya que ambas pruebas coincidieron en su retransmisión. El interés por esta prueba se hace evidente al analizar el resultado de la carrera de 250 c.c. en la cadena pública, con 944.000 espectadores (8,8% de cuota), un dato muy discreto para esta categoría y más si se tiene en cuenta la buena carrera de los pilotos español es: victoria de Bautista. no borrar HASTA AQUÍ

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