Diario de León

«Intento capturar para preservar en vano la edad de la inocencia»

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Cristina Fanjul - león
León

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«Me interesan sus rituales, la fe y esperanza que ponen en sus bandas. La exposición y el libro serán mi tributo a esa generación que llevo documentando desde hace un lustro». La exposición es Perfect Stranger y el libro, Rock Diary , dos obras maestras con las que el Musac ha conseguido traer hasta León a uno de los artistas más polémicos y brillantes del momento. La creación, el diseño de iconos mundiales y cómo la música se ha convertido en el nuevo Shangrila de la juventud articulan una exhibición que permanecerá en la ciudad hasta el próximo mes de septiembre y que es el resultado del trabajo que Hedi Slimane realizó durante el pasado festival de Benicassim. -La exposición del Musac muestra las imágenes que realizó en Benicassim de una manera original, como si el rol del artista pudiera intercambiarse con el de los fans. ¿Cuál es el objetivo de esta concepción? -Creo que, de alguna manera, eso es siempre lo que ocurre, me refiero a la pregunta acerca de quién es el sujeto real. Los fans crean el ídolo, el culto, son ellos los que originan la mitología. No habría estrellas del rock sin los fans. -¿Hay algún vínculo entre «Perfect stranger» y «Young American»? -Supongo que ambas obras implican a las mismas subculturas y describen un carácter exacto. Dicho esto, hay que subrayar que Young American era un proyecto épico, un viaje de carretera a través de la América indie. Perfect Stranger está más bien conectado a la exposición del Musac, como un proyecto introductorio, utilizando para ello materiales del festival de Benicassim. -Las imágenes de «Rock Diary» me recuerdan en cierto modo a los maestros románticos, como David o Gericault. Al mismo tiempo, son tan conmovedoras como los retratos de James Dean. Tienen la belleza magnética de esas personas que son luminosas en su oscuridad interior. -Siempre he estado muy intrigado con el periodo de transición. Se trata de algo que podríamos calificar como la edad de la inocencia, una época en la que todo es posible: lo bueno y lo terrible. Creo que es ese momento, ese estado de gracia indefinido, un periodo de tiempo muy corto en la vida el que yo me esfuerzo en capturar, en un intento, siempre vano y fallido, de preservarlo. -Entonces, la belleza sólo se encuentra en lo que se marchita. -De alguna manera, creo que es así. Pero no sé si se trata simplemente de belleza sino más bien de conceptos como vitalidad o esperanza, algo como fe. -¿Cree que el artista debe estar en comunión con los demás o que, en cambio, tiene que permanecer estrechamente ligado a su yo interior? -En realidad no estoy seguro. En mi caso siempre exploro a los demás en una especie de conexión muda, un dialogo silencioso con el otro que, por lo general, es siempre un desconocido. Tal vez por eso la distancia es necesaria. No trato de involucrarme sino de documentarme y actuar. -¿Cree que los festivales de música son hoy en día las antiguas peregrinaciones religiosas? -Creo que sí. Asumo que los festivales son algo parecido a una procesión pagana. Se trata de la búsqueda de trascendencia, de algo superior a lo que adorar, algo que cure y cicatrice, alguien que realmente te entienda. -¿Cómo se siente uno cuando sabe que su trabajo es capaz de cambiar y crear iconos? -En cierto modo es algo parecido a escribir una novela. Se trata de definir, de conformar un personaje, su psicología y deseos. Creas un icono a partir de un extraño, de un desconocido. -¿Cuál es la semántica del rock and rock y cuál es la suya? -El rock and roll y la interpretación del rock en particular se definen de manera precisa por una serie de convenciones que ciertamente puedes llamar semántica. Asumo que me he acercado a ese género con las convenciones originales, incluyendo la fotografía en blanco y negro. Lo que ocurre es que de alguna manera lo he transferido dentro de una aproximación mínima, generalmente conectada con el arte digital o la música. Lo que yo he hecho ha sido diseccionar la semántica del rock, reducirla a unos cuantos símbolos. -Durante el mes pasado se ha conmemoró la revuelta parisina de mayo del 68. ¿Tiene su trabajo algo en común con la estética nacida entonces? -Creo que nada en absoluto. La generación que yo he descrito hasta ahora no tiene reivindicaciones políticas que poner sobre la mesa. Es totalmente romántica. No hay compromiso con ningún tipo de ideal, sino más bien un deseo de comunión con los demás, como en una celebración. -¿Es el rock el único camino que tiene la juventud para expresarse hoy en día? -No, no es que sea el único. Pero lo que ocurre es que se trata de un camino al que yo personalmente me siento conectado de manera orgánica. Y ha sido así desde mi propia infancia y de manera particular por mi profunda conexión con los músicos del rock indie. -¿Puede el rock entenderse sin la moda? -Del mismo modo que cualquier movimiento cultural callejero. La moda codifica el grupo y la lealtad musical. No hay movimiento musical sin su código estético, sin su estilo de moda. Por definición, la música es una cuestión de estilo. -¿Volverá a ser comisario de exposiciones? -No creo. Es un trabajo demasiado exigente y no tengo tanto tiempo para dedicarle. Prefiero trabajar en mi propio proyecto y seguir centrado. «Los fans crean el ídolo, el culto, son ellos los que originan la mitología. No habría estrellas del rock sin los fans» «La moda codifica el grupo y la lealtad musical» «Creas un icono a partir de un extraño, de un desconocido»

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