Diario de León

La obra de Antonio Gamoneda centrará el trabajo de profesores y alumnos durante estos días

Aracil y Verdú aúnan música y poesía en el Curso de Composición de Villafranca

El primero de ellos ha escrito una obra sobre «Libro del frío» por encargo del Festival de Órgano

José María Sánchez Verdú, compartiendo con los alumnos una de las jornadas inaugurales del curso

José María Sánchez Verdú, compartiendo con los alumnos una de las jornadas inaugurales del curso

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Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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La vigesimocuarta edición del Curso de Composición de Villafranca arrancó ayer con un seminario impartido por el profesor Alfredor Aracil sobre el origen del canto y la relación entre música y poesía, al que siguió otro, bajo la tutela del compositor algecireño José María Sánchez Verdú, con el título Tras el espacio poético y musical de Antonio Gamoneda: acercamiento al Libro del frío , sobre el que Verdú ha compuesto una obra por encargo del Festival Internacional de Órgano para ser estrenada el próximo 3 de octubre en la Catedral por la Sinfónica de Galicia con el contratenor Carlos Mena, con motivo de las bodas de plata de dicho festival. Para Verdú, la obra de Gamoneda «es, aunque pueda parecer lo contrario, extremadamente musical y en concreto este Libro del frío, idóneo para comenzar ese viaje iniciático a través de una de las catedrales más hermosas de Europa como es la de León. Siempre me ha parecido la poesía de Gamoneda impresionantes y cuando cayó en mis manos este hermoso poemario pensé que era el momento de escribir una obra muy especial para conmemorar estos 25 años de una realidad musical y cultural tan importante como es el Festival de Órgano, tan imbricado a la Catedral de León y a los leoneses». «Para ello -continúa diciendo el compositor-, comencé a tejer las connotaciones que a lo largo de los poemas van trascendiendo al ser humano, partiendo desde un territorio imaginario para enfrentarse con los elementos físicos como el frío, o los consustanciales al hombre como el miedo, la piedad y el amor, hasta alcanzar el descanso eterno que puede ser muerte blanca o principio de la serenidad». Apacible, simpático y poco hablador pero extremadamente observador, Verdú es un enamorado del arte y de Isabel, que le gusta recalar por León en busca de restos morabitos y no duda ni un instante en apartarse del mundanal ruido enclaustrándose entre los albos muros de los monasterios leoneses de Gradefes y Carrizo, que le permiten concentrarse de forma intensa en los últimos encargos, que según sus palabras «están ya muy avanzados». «Es un trabajo importante en cuanto a extensión -apunta-, de una media hora de duración, en el que va a haber varias sorpresas acústicas y visuales. La formación orquestal se dividirá en cuatro secciones buscando los cuatro extremos del crucero Norte-Sur, y varios instrumentistas se irán colocando en distintos lugares del templo para producir esos sonidos estéreofónicos que parecen no venir de ningún sitio pero que envuelven todo el templo». El prestigioso contratenor Carlos Mena será quien cante los poemas del Libro del frío explotando todos los efectos acústicos, tímbricos y tonales con el fin de resaltar aún más el tejido orquestal y los recursos de los instrumentos solistas. «Una de las investigaciones que estoy haciendo en estos momentos, señala, es buscar el tono de la Catedral con el fin de poder ensamblar orquesta, voz e instrumentos. Esto que parece algo insólito, puede destrozar una obra en función del recinto en el que se interprete».

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